India, la "gran promesa asiática" que necesita "mucha más inversión extranjera"
El país debe acometer mejoras en sus infraestructuras ante el crecimiento de la población
El presente año trae grandes perspectivas de crecimiento para India, que según los analistas de J. Safra Sarasin puede alcanzar el 6% de su PIB, si bien necesitará "mucha más inversión extranjera" para financiar sus necesidades de capital, principalmente en unas infraestructuras que cada vez soportan mayores exigencias ante el aumento continuo de la población, ya que este año se prevé que desbanque a China como el país más habitado del planeta.
Según los cálculos del Banco Mundial, India necesitará unos 55.000 millones de dólares al año durante los próximos 15 años para financiar el desarrollo de sus infraestructuras, con el objetivo de aumentar una tasa de urbanización que en 2021 se encontraba en el 35%. La previsión es que esta cifra crezca hasta el 40% para 2036, cuando 600 millones de personas vivirán en ciudades urbanas en India.
Este proceso de urbanización puede suponer también un impulso a la economía, como ocurrió con China, donde el crecimiento de las ciudades experimentado en los últimos 20 años ha sido una de las principales fuentes de progreso, ya que "a medida que la población pasa de la agricultura de subsistencia en las zonas rurales a los sectores manufacturero y de servicios en las ciudades, la productividad aumenta".
Con estos datos, la gran pregunta es de dónde puede proceder esta financiación, y en este sentido, el Gobierno indio ha hecho hincapié en el gasto de capital, tanto a nivel central como estatal. El aumento del gasto en inversión ha sido "considerable" y ha contribuido a mantener altos el déficit presupuestario y el déficit fiscal general, mientras que la deuda pública es ya elevada, en torno al 85% del PIB.
"No obstante, un mayor endeudamiento público también podría desplazar la inversión privada y, por tanto, India necesita mucha más inversión extranjera para financiar sus necesidades de capex (gastos de capital). La inversión extranjera directa en 2022 asciende a unos 50.000 millones de dólares, frente a los 190.000 millones de China", destaca Mali Chivakul, economista de mercados emergentes en J. Safra Sarasin Sustainable AM.
Esta analista recuerda también que India preside este año el G-20 y podría aprovechar la oportunidad para atraer más inversión extranjera, "pero también son necesarias más reformas para suavizar la regulación de la IED (Inversión extranjera directa) y los cuellos de botella administrativos".
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La mejora de las infraestructuras no es el único motivo por el que el país necesitará entradas de capital procedentes del extranjero, ya que también se beneficiará de ellas "dada su elevada deuda pública y la necesidad de proseguir la consolidación fiscal".
El presupuesto de India para el ejercicio fiscal 2023-2024, anunciado recientemente, apunta a una consolidación fiscal gradual y sigue centrándose en el aumento de las inversiones de capital. Si las estimaciones se cumplen, el déficit pasaría del 6,4% del PIB en el 2022-2023 al 5,9% un año después, y en el discurso presupuestario se reiteró el objetivo fiscal a medio plazo de alcanzar un déficit del 4,5% en el ejercicio 2025-2026.
El presupuesto se centra en el aumento de las inversiones de capital (más de un 30% interanual), al tiempo que reduce las subvenciones a los fertilizantes y los alimentos.
"Aunque se trata de una buena noticia para el crecimiento a medio plazo, también pesará sobre la balanza por cuenta corriente. El déficit por cuenta corriente podría mantenerse próximo al 3% del PIB en 2023", agrega Chivakul.
Además, un dólar estadounidense más débil debería apoyar a las divisas de los mercados emergentes, aunque desde J. Safra Sarasin prefieren mostrarse "cautos" sobre las perspectivas de la rupia, debido al "considerable déficit por cuenta corriente" y a la compra de divisas por parte del Banco de la Reserva de la India (RBI) para reponer sus reservas, así como "el alto nivel de tenencia de acciones indias por parte de inversores extranjeros, que aumentó significativamente desde que comenzó la pandemia".
La economía india, impulsada sobre todo por la demanda interna, sigue recuperándose de los efectos de la pandemia, y tanto los PMI manufactureros como los de servicios muestran resistencia, y la producción industrial incluso subió en diciembre.
"Aunque el crecimiento se ralentizará, ya que las condiciones financieras son ahora más estrictas que el año pasado, es probable que se sitúe en torno a su potencial de crecimiento, del 6%. La inflación general bajó al 5,7% en diciembre, al disminuir los precios de los alimentos", destaca la analista.
LOS EFECTOS DE LA CAÍDA DEL GRUPO ADANI
La gestora muestra prudencia también por "las recientes preocupaciones sobre el grupo empresarial Adani y su impacto en la confianza de los inversores extranjeros".
"Gautam Adani era el multimillonario indio más rico de Asia y el cuarto hombre más rico del mundo, pero ha perdido la mayor parte de su fortuna tras ser acusado de lavado de activos y manipulación con su conglomerado empresarial", subraya.
Considera que "el sentimiento de los inversores extranjeros podría verse lastrado por las recientes preocupaciones del grupo Adani, y podría perjudicar a la rupia a corto plazo", aunque como nota positiva destaca que "la inclusión de India en el índice de bonos (aplazada desde el año pasado sin fecha definitiva) dará un impulso a las entradas de capital y apoyará a la rupia".