Jordi Mercader (InbestMe): "En la banca tradicional no hay soluciones eficientes para el ahorro"
InbestMe, el primer robo advisor que invierte exclusivamente en ETF, tiene el objetivo de alcanzar un patrimonio de 300 millones
- Asegura que la desventaja fiscal de los ETF apenas tiene impacto en la rentabilidad a largo plazo
- Las carteras obtienen rentabilidades de entre el 0,6% la más conservadora y el 6,3% la más agresiva en el acumulado de 2017
Actualizado : 07:18
La automatización en la toma de decisiones en el mercado ya no es sólo cosa de los procesos cuantitativos de los grandes bancos de inversión. El auge de la gestión pasiva ha creado un nuevo nicho para los ‘robo advisor’ o gestores automatizados, que se están extendiendo en España. Un hueco que encuentran porque “no había una solución eficiente al ahorro en la banca tradicional”, sentencia Jordi Mercader, fundador y CEO de InbestMe, uno de los últimos en nacer en la industria española.
En concreto, la firma recibió la aprobación definitiva por parte de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) para constituirse como agencia de valores en marzo. La novedad radica en que es el primer ‘robo advisors’ que invierte el patrimonio de sus clientes únicamente en ETF -fondos cotizados que replican a un índice de forma pasiva-.
El resto de competidores opta por fondos de inversión indexados -salvo en planes de pensiones- que, aunque también son vehículos de bajo coste y de gestión pasiva, en general cuentan con comisiones superiores a los ETF. “Los ETF que utilizamos soportan un coste diez veces inferior al del promedio de los fondos activos y un 50% menos que los fondos indexados”, asevera Mercader en una entrevista con 'Bolsamanía'.
Los ETF que utilizamos soportan un coste diez veces inferior al del promedio de los fondos activos y un 50% menos que los fondos indexados
Sin embargo, el uso por parte de otros ‘robo advisors’ de fondos en vez de ETF se debe a la fiscalidad. Los fondos tienen la opción del traspaso y, por lo tanto, del diferimiento fiscal. Mientras que los ETF no incluyen esta ventaja y para pasar de un producto a otro hay que vender y comprar, teniendo que tributar por las plusvalías. “Pronto cambiará. La Dirección General de Tributos (DGT) -organismo dependiente de Hacienda- señala que los ETF pueden tener la fiscalidad de los fondos, sólo falta que los brókeres lo ofrezcan”, recuerda el socio y fundador de InbestMe, que resta importancia a esta ventaja fiscal, según los datos de un estudio que están elaborando. “Estimamos que para una cartera de ETF en la que el 80% del patrimonio suele permanecer constante como en las nuestras, el impacto en la rentabilidad es del 0,03% anual de media”, indica.
PROCESOS AUTOMATIZADOS
El proceso es similar al del resto de ‘robo advisors’. El cliente -o interesado- realiza primero un cuestionario de diez preguntas que, automáticamente, le asigna un perfil de riesgo. En este caso hay diez perfiles: en el más conservador no hay renta variable y en el más agresivo toda la cartera está expuesta a acciones con un pequeño peso para ETF de bonos convertibles. Después, las aportaciones -el mínimo para empezar es de 5.000 euros- se invierten en carteras preestablecidas de forma automática. Además, se realizan rebalanceos de la cartera cada mes para ajustar los pesos acorde al objetivo. También, automáticamente.
Los ‘robo advisors’ ofrecen rentabilidades cercanas a las de los índices. Su argumento en favor de la gestión pasiva porque se basa en que el porcentaje de fondos que supera al mercado es reducido a largo plazo por culpa de los costes. En este sentido, el cliente de una de estas ‘fintech’ paga comisiones inferiores al punto porcentual -contando tanto la comisión de gestión, como depositaría y costes implícitos-. De hecho, un estudio de EFPA y del IEB recuerda que en otros mercados se han popularizado y prevé que en España tiendan a crecer con la normativa MiFID II, que entrará en vigor en 2017 y pondrá el acento en todos los costes soportados por el inversor.
Varios de los gestores automatizados han surgido a partir del impulso de profesionales del sector, como Unai Ansejo (Indexa) o Martín Huete (Finizens). En este caso, la ‘fintech’ InbestMe fue lanzada por Jordi Mercader, ex responsable para España y Portugal de Burberry. “El proyecto surge de una necesidad personal, ya que no encontramos soluciones eficientes en la banca tradicional para un ahorro que no sea de un perfil de más de 300.000 euros. Aunque hay grandes profesionales, sólo ofrecen soluciones generalistas que no son óptimas, con problemas de transparencia e independencia, ya que venden los productos que piden los jefes aunque no sean los que convengan a un cliente”, arguye Mercader, que señala que el proyecto se gestó en 2013 y en 2015 solicitaron su aprobación a la CNMV.
La firma cuenta con ocho socios y un equipo de más de 25 profesionales. El volumen de activos que ha alcanzado la agencia de valores es de 4,5 millones de euros a través de carteras en las que se delega la gestión -otros ‘robo advisors’ usan unit link-. El objetivo, señala Mercader, es “alcanzar los 300 millones de euros en tres años”. La sede está en Barcelona, aunque el proceso de alta se puede hacer exclusivamente ‘online’.
Otra de las diferencias entre este gestor automatizado y sus competidores es que incluye un componente de gestión activa. En concreto, hay tres opciones: a partir de 5.000 euros, en el que toda la inversión es indexada; desde 10.000 euros, puede haber cambios por parte de InbestMe en hasta un 50% de la cartera; y desde 50.000 euros, el cliente puede elegir sesgos de sus activos hacia posicionamientos en inversión socialmente responsable (ISR), o estilos ‘value’ o ‘growth’. “Hay gente que está más cómoda si sabe que hay un gestor haciendo cambios en la cartera”, comenta Mercader.
La comisión de gestión va desde el 0,55% para los perfiles de menos patrimonio hasta el 0,3% a partir del millón de euros. A esto hay que sumar el coste implícito de la compra de ETF que InbestMe calcula en un promedio del 0,22%. En este sentido, los vehículos que se incorporan son, generalmente, de iShares -la gama de ETF de BlackRock-, Vanguard, Lyxor, Amundi o State Street. “Cada vez cobran menos porque es latente que tienen una guerra de precios”, defiende el CEO de la ‘fintech’.
Las carteras de renta variable están compuestas por entre 10 y 12 ETF. La exposición en renta variable es del 34% en Europa, del 30% en Estados Unidos, un 20% en emergentes, un 9% en inmobiliario, un 3% en commodities -generalmente oro- y un 4% en renta fija convertible. En este sentido, las carteras más agresivas suman una rentabilidad del 6,3% en el acumulado de 2017 hasta julio. Un retorno que se va moderando según disminuye el riesgo asumido hasta el 0,6% en la más conservadora.