LINK SECURITIES. Varios factores que volvieron a recordar a los inversores que
la recuperación económica será larga y dura, y que atravesará por momentos de gran dificultad, provocaron ayer la caída de los principales índices bursátiles mundiales. En el plano macroeconómico, destacar que la sesión comenzó ya mal con la publicación en
Alemania de un dato de
producción industrial, correspondiente al mes de octubre, que como el de pedidos de fábrica dado a conocer el lunes, estuvo muy por debajo de las expectativas de los analistas. Estas cifras y el eco de las palabras del presidente de la Reserva Federal (Fed),
Bernanke, insistiendo en que
la economía de los Estados Unidos todavía se deberá enfrentar a importantes retos –él los llamó “vientos de cara”-, hicieron recordar a los inversores que,
a pesar de las fuertes revalorizaciones experimentadas por los mercados de valores, descontando la recuperación de las principales economías del mundo,
el escenario al que se enfrentan las compañías cotizadas es todo menos sencillo. No obstante,
los dos factores que más influyeron negativamente en los mercados durante la sesión de ayer
tienen que ver con la solvencia de dos países, muy afectados por la crisis por su elevado nivel de endeudamiento. Si hace dos días nos referíamos a la
crisis de Dubai, más concretamente de la compañía de capital público del emirato Dubai World, como un problema que se encontraba en periodo de hibernación, Ayer la crisis
volvió a saltar a los medios, tras conocerse que la promotora del grupo dubaití, Nakheel, había presentado unas pérdidas semestrales de $ 3.600 millones aproximadamente, y que la reestructuración de la deuda del conglomerado estaba aún por decidir en forma y plaza. Estas noticias hundieron nuevamente la bolsa de Dubai –es un mercado muy estrecho con apenas 30 valores cotizados- y las cotizaciones de los bancos británicos y alemanes, los más expuestos a esta crisis. El último, y quizás más importante factor, por su trascendencia real y las connotaciones que conlleva, y que sirvió ayer para hundir definitivamente las bolsas, fue la
rebaja por parte de la agencia Fitch del rating crediticio de Grecia por debajo de “A” . Grecia se convierte así en el primer país de la Eurozona que pierde la categoría crediticia “A” en los últimos diez años. Además,
Fitch mantuvo en vigilancia negativa al país, lo que podría acercar el rating de Grecia al nivel de “bono basura” . El “problema” griego no es una novedad para los mercado financieros, que llevan meses esperando que la crisis económica lleve a este país, que presenta un nivel de endeudamiento cercano al 125% de su PIB 2010E, a tener serias dificultades para afrontar el pago de su deuda. Hace semanas se habló, incluso, que
sería el FMI y no los países de la Eurozona el encargado de su rescate si Grecia era incapaz de hacer frente a su deuda. El “problema” griego trasciende más allá de su impacto económico real, que es mucho, ya que supone una posible suspensión de pagos de un país de la Zona Euro, lo que vuelve a demostrar que en esta región hay economías de primera y de segunda, lo que puede llevar a hacer tambalearse toda su estructura.
En resumen, ayer, cuando todo apuntaba a que iba a ser una jornada de transición, sin mayores complicaciones, “los fantasmas” de la crisis económica volvieron a aparecer en escena, recordando a los inversores que todavía queda un largo camino por recorrer. De momento, insistimos,
no creemos que las correcciones tengan largo recorrido, ya que la enorme liquidez existente al margen de la renta variable y la necesidad de buscar rentabilidad a la misma lo van a impedir. No obstante, no debemos olvidar que la crisis ha sido y, en algunos países como España sigue siendo, muy profunda, y que el daño causado ha sido mucho, parte del cual todavía no ha terminado de aflorar, lo que provocará a lo largo de los próximos meses muchos sobresaltos en los mercados, para los que habrá que estar preparados.