OPINIÓN | FG: las verdades del banquero

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Bolsamania | 04 abr, 2019

Actualizado : 09:27

El histórico presidente del BBVA, Francisco González (FG), tiene el agua al cuello con el escándalo de las escuchas de Villarejo. Pero eso no quita para que ayer dijera verdades como puños sobre la crisis financiera, el papel del Banco de España y de los Gobiernos, y el hundimiento de Bankia. Nada que no supiéramos, pero oírlo en boca de uno de los grandes banqueros de las últimas décadas lo reafirma y saca aún más los colores a los responsables.

Es verdad que FG se arrogó el papel de salvador de los españoles dentro de su megalomanía habitual (y de tantos otros grandes empresarios): según él, el rechazo del BBVA a participar en la salida a bolsa de Bankia pretendía parar la operación y evitar la catástrofe que al final sufrieron los accionistas de la entidad: "Pensábamos que podríamos parar la operación, podríamos influir en los demás bancos, pero desgraciadamente no nos hicieron caso".

Pero, más allá de las medallas, es innegable que tenía razón (como con su posterior negativa a participar en la Sareb). Y había un argumento de enorme peso para saber que eso iba a ser un desastre, que FG también esgrimió ayer en la Audiencia Nacional: los inversores internacionales no pusieron ni una sola orden en la colocación. Ni una. Aquello se solucionó con un escandaloso trasvase de acciones al tramo minorista, que se colocaron a todo el que pasaba por una oficina de Bankia bajo una enorme presión de su jefe, Fernando Sobrini.

¿Y los demás bancos españoles no veían lo mismo que el BBVA? Claro que lo veían, pero el Gobierno y el Banco de España los llevaron del ronzal, en expresión de Jesús Cacho. El más listo de la clase, Josep Oliu (Sabadell), prefirió no enfrentarse a las autoridades, compró acciones de Bankia y las vendió el primer día. Los demás se las 'comieron' como servicio a la patria, en la confianza de cobrarse el favor más adelante.

Porque la confirmación más importante que deja el testimonio de FG es que la salida a bolsa de Bankia era una cuestión de Estado impulsada por el Gobierno socialista y el Banco de España, algo que también ha dicho Rodrigo Rato: "Las llamadas eran continuas. Había una sensación de que, si la salida a bolsa de Bankia fracasaba, España colapsaba". Una de esas llamadas fue la del subgobernador Javier Aríztegui llamó al entonces consejero delegado del BBVA, Ángel Cano, para tratar de convencerle, según su declaración. Pero las recibieron todos los bancos. Un escándalo en toda regla que era vox pópuli ya en 2011 y que ahora queda reconfirmado por González.

EL BANCO DE ESPAÑA, CULPABLE

El presidente del BBVA hasta principios de año también dejó otras verdades como puños sobre la crisis financiera que provocó la mayor crisis económica sufrida por España desde la posguerra. Por ejemplo, que "el Banco de España no quiso nunca abordar el problema de las cajas de ahorros, sino que se limitó a tomar medidas para ganar tiempo, que no fueran traumáticas y que no supusieran poner dinero público". Por ejemplo, los SIP o fusiones frías, que consistían en "juntar una caja mala con otras malas y sacar una caja peor". Eso fue exactamente Bankia. Y los responsables del supervisor se han ido de rositas en este y en los demás procedimientos judiciales de las cajas.

¿Por qué actuó así el Banco de España? Pues porque a MAFO le puso ahí el Gobierno de Zapatero, y Zapatero insistía en que España tenía el sistema financiero más sólido del mundo. Y lo decía porque el propio MAFO le había explicado -en dos tardes- que aquí no había titulizaciones sintéticas ni ninguno de los valores hipotecarios norteamericanos que habían pasado a valer cero y se había llevado por delante a la banca de ese país... ignorando que aquí teníamos una burbuja inmobiliaria igual de grande que había tolerado o incluso incentivado el propio supervisor.

De esta forma, se perdió muchísimo tiempo desde que, en 2008-2009, el resto de Europa rescató a su sistemas financieros. Y aunque nos creamos que la segunda recesión fue impredecible -no lo fue-, cuando llegó nos pilló en bragas. Tras la victoria del PP y con una presión brutal de los mercados que estuvo a punto se sacarnos del euro (no lo olvidemos) a Guindos no le quedó más remedio que actuar. Seguramente pudo hacerlo mejor, pero era lo que tenía que hacer: obligar a las entidades a reconocer sus agujeros -con los famosos Decretos Guindos- y afrontar el elefante en la habitación, que era Bankia. Nacionalizarla, 'matar al padre' (Rato, su antiguo jefe cuando fue vicepresidente del Gobierno) y pedir el rescate a Europa.

"Los problemas hay que resolverlos y atajarlos lo antes posible, porque al final, ¿quién paga todo esto? La sociedad española”, concluyó ayer FG. Eso fue exactamente lo que pasó. Los 100.000 millones que nos ha costado el rescate y que seguiremos pagando durante mucho tiempo.

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