Matías Cortés, el lado oscuro del Ibex

Fue mano derecha de Polanco e hizo operaciones delicadas para Botín, March, Abengoa...

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Bolsamania | 03 ago, 2019

Actualizado : 09:37

El sábado pasado falleció en Madrid el abogado Matías Cortés a los 81 años. Se trata de un personaje poco conocido para el gran público porque siempre actuó entre bambalinas, pero fue una de las figuras clave del mundo empresarial y financiero español. Trabajó para magnates como Emilio Botín, la familia March, Isidoro Álvarez, Juan Abelló, Abengoa, Sacyr y Jesús Polanco, el histórico presidente de Prisa, del que fue mano derecha. Su especialidad era buscar soluciones a problemas complejos para salvar grandes operaciones corporativas, en muchos casos bordeando la legalidad.

Matías Cortés tuvo más poder que muchos presidentes de grandes compañías, pero siempre lo ejerció en las sombras, desde la intimidad se su despacho y alejado de los focos. Por eso rechazó ser ministro cuando se lo propuso Leopoldo Calvo-Sotelo y declinó jugosas ofertas para escribir sus memorias.

Pero, como cuenta el periodista Jesús Cacho, "no ha habido operación importante en los últimos 40 años de historia económica española que, de un modo u otro, no haya contado tras las bambalinas con el genio conspirativo y maquinador de un Cortés que, más que un abogado al uso, en realidad era un gran 'componedor', un creador de imaginativas soluciones alegales a problemas complejos en los que siempre estaban en juego enormes sumas de dinero".

En efecto, todos los citados más otros muchos en épocas anteriores -Luis Valls, José María Ruiz-Mateos, Mario Conde, etc.- acudían a Cortés cuando necesitaban desatascar alguna operación especialmente compleja o buscar una solución imaginativa a problemas aparentemente irresolubles. Incluso se remangaba para buscar capital si era necesario, como si fuera un banquero de inversión. Uno de sus últimos servicios fue la complicadísima refinanciación de Abengoa, que le permitió esquivar el concurso de acreedores.

A cambio, el abogado presumía de cobrar las minutas más caras del mercado, siempre millonarias. Pero todos sus clientes las pagaban sin rechistar porque el beneficio que conseguían gracias a Cortés era infinitamente mayor. Además de los capos del Ibex, entre ellos se contaban famosos como Isabel Preysler, Carmen Martínez-Bordiú o incluso, según algunos medios, el mismísimo rey Juan Carlos.

Juan Luis Cebrián, expresidente de PrisaBOLSAMANIA

Su actividad más visible fue la ejercida en Prisa, donde Polanco le consultaba cada paso que daba y donde fue consejero durante 36 años (y a la vez le facturaba el asesoramiento de su despacho). Fue pieza imprescindible para convertir al grupo en el mayor emporio mediático de España en las décadas de 1980 y 1990, siempre a la sombra del PSOE de Felipe González, hasta que lo destituyó el sucesor de Polanco, Juan Luis Cebrián. Y aun así, fue quien logró que el fondo Liberty (Nicolas Berggruen) inyectara 650 millones en la empresa en 2010 y la salvara de la quiebra provocada por la disparatada opa sobre Sogecable en que la había embarcado el propio Cebrián.

BANCA: VALLS, CONDE, BOTÍN...

También tuvo un papel destacado en la banca. Le pilló la pelea entre José María Ruiz-Mateos y Luis Valls por la crisis de Rumasa a principios de los 80: el empresario jerezano culpaba al Banco Popular del desastre, y acusó a Cortés y al intermediario próximo al PSOE Antonio Navalón de apropiarse de 1.000 millones de pesetas, pero la Audiencia Nacional archivó la querella. También fue quien consiguió que JP Morgan acudiera a la ampliación de capital del Banesto de Mario Conde, aunque no sirvió para evitar la intervención del banco en 1993

Para Emilio Botín diseñó la estructura legal de la cúpula del fusionado Santander Central Hispano que le permitió despedir a José María Amusátegui y Ángel Corcóstegui (con jugosas indemnizaciones) para quedarse como único presidente hasta su muerte.

'Bon vivant', amante de la música y de la gastronomía, y mecenas para restaurar la figura de García Lorca en la Granada donde nació, Cortés poseía un gran sentido del humor y se burlaba -incluso con crueldad- de todo y de todos, a decir de quienes le conocieron. Un personaje, en suma, irrepetible, que se ha llevado a la tumba secretos de prácticamente todos los poderosos de España.

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