Las ocho cualidades de los niños que todo emprendedor debe mantener

Las virtudes de los niños suelen despertar en los adultos sentimientos como la nostalgia y la sinceridad. Los menores, que actúan de la forma más natural, desprenden con sus acciones una serie de lecciones que bien pueden ayudar a los emprendedores a mejorar en su desempeño profesional.

Entre estas cualidades, destacan la curiosidad constante y las ganas de pasarlo bien con todo lo que hacen, según ha destacado un artículo de MBA. Sin embargo, las personas van perdiendo estas virtudes según van creciendo y van pasando a estar sumidos por una cotidianidad que acaba con la inocencia infantil.

La habilidad para conseguir que estas virtudes no desaparezcan se convierte en un factor muy importante a la hora de que un emprendedor alcance el éxito. Mantener estos comportamientos supone reforzar los pilares que integran la vida personal con la profesional y ayuda a que el desempeño laboral se haga con más energía e ilusión de lo habitual.

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Las ocho cualidades de los niños que todo emprendedor debe tener:

1- Asombro:

La curiosidad constante es intrínseca en un niño pequeño. Sus ganas por descubrir el mundo les lleva a aventurarse en universos nuevos que fomentan un gran desarrollo de las habilidades cognitivas. De hecho, Platón ya dijo en su día que es en el asombro en donde se produce la génesis de la filosofía.

2- No tienen prejuicios:

El digital destaca que los perjuicios nacen de la necesidad de los adultos de ahorrar tiempo y análisis. Los niños, al no caer en este hábito, actúan de una forma mucho más natural y espontánea ante las personas con las que se cruzan en su vida.

3- Imaginación y creatividad:

La creatividad es fundamental para que una empresa no pare de crecer. Esta habilidad lleva a las personas a que se planteen nuevas preguntas y desarrollen ideas para resolverlas. Además, la creatividad se fomenta con la propia creatividad, por lo que cuanto más se dedique a fomentar esta idea, mejor serán los planteamientos que se deduzcan.

4- Resiliencia:

Los niños superan de una forma más rápida que los adultos la exposición a situaciones complicadas. Los mayores de edad suelen destinar más tiempo a tratar de adaptarse a la adversidad, mientras que los menores lo hacen de una manera más sencilla.

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5- Capacidad de divertirse:

La mejor forma de hacer algo es conseguir que se convierta en una actividad divertida. Un niño ve todos los aspectos de su vida como un juego, una mentalidad que se está empezando a trasladar al ámbito empresarial con conceptos como la 'ludificación' o 'gamificación', conceptos que empiezan a estar muy presentes en grandes compañías.

6- Experimentación:

Los niños tienen una necesidad de aprendizaje constante. Tienen la capacidad de analizar todo cuanto se encuentran a su paso para después someterlo a un extenso análisis. Los adultos desarrollan barreras que limitan esta habilidad y provocan que la experimentación se convierta en una fuente de frustración.

7- La amistad:

Los niños tienen la habilidad de saber compartir con los demás sus grandes momentos. Cualquier lugar es bueno como centro de reuniones o para juntarse y pensar a qué jugar. Sin embargo, esta facilidad de reunión y buenas relaciones se va perdiendo con el paso de los años.

8- Sentido del humor:

La risa es, según Nietzsche, el invento del hombre para hacer frente al sufrimiento que le rodea. Los niños no tienen miedo a reírse sea cual sea el lugar o situación en el que se encuentran. Los adultos deberían tomar buena nota de esta virtud para mejorar el estado de ánimo y huir de problemas como la depresión o la ansiedad.

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