La CNMV visita por sorpresa a los bancos españoles y constata 'mala praxis' en la venta de productos
El regulador considera que hay debilidades en la venta de productos de inversión
- Es la primera vez que hace un ejercicio de 'cliente misterioso' o 'mystery shopping'
- Las sucursales hacen recomendaciones implícitas verbales no reconocidas como asesoramiento
- La investigación revela también insuficiencias en la información sobre riesgos y costes
- Los bancos ofrecen depósitos y fondos a la vez con marcadores de riesgo para la oferta que son solo del depósito
- En català: La CNMV visita per sorpresa els bancs espanyols i constata 'mala praxi' en la venda de productes
Actualizado : 21:45
La banca española tiene ante sí muchos deberes ante la entrada de la normativa MiFID II sobre mercados financieros en 2018. Y sobre las exigencias actuales. La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha realizado 450 visitas como “cliente misterioso” sin identificarse a las sucursales y las conclusiones son demoledoras: hay “algunas debilidades en las prácticas de comercialización de productos de inversión en la fase de contactos iniciales de clientes con la entidad”.
Y esta conclusión solo es la punta del iceberg tras haber realizado visitas simuladas a oficinas bancarias de 20 poblaciones diferentes, con un ejercicio por primera vez de "cliente misterioso" o "mystery shopping". El objetivo del órgano rector era supervisar la comercialización de productos financieros en las sucursales y, desde luego, no ha quedado satisfecho.
Entre las "debilidades" que cita con un lenguaje amistoso (para este caso) la CNMV están varias prácticas que señala en un comunicado, siempre en la fase de contactos iniciales para la comercialización de los productos de inversión. El primer apunte que señala es que hay recomendaciones implícitas verbales "no reconocidas como asesoramiento" sobre productos concretos y haciendo referencia a las circunstancias personales del cliente, un aspecto en el que se centrará MiFID II, que tiene como objetivo elevar la transparencia de las inversiones para dar mayor protección al cliente.
La institución que preside Sebastián Albella explica que confirma así la percepción que tenía de que en ocasiones hay "un verdadero servicio de asesoramiento" sin que el cliente lo advierta con claridad o las entidades lo reconozcan como tal para "aplicar las reglas propias", como por ejemplo la formación e instrucciones en la red comercial, así como controles desde el grupo.
FALTA DE INFORMACIÓN EN LA OFERTA DE FONDOS
Sin embargo, a falta de que se conozca la transposición definitiva de la directiva en base a las normas europeas, en la que la CNMV asesora al Ministerio de Economía y Competitividad, los bancos siguen cometiendo mala praxis. Otro elemento que señala el regulador es que en el caso de los fondos de inversión, "productos ofrecidos en la mayor parte de los casos -en el 90%-", las sucursales utilizan fichas comerciales "que recogen de forma imprecisa o incorrecta información relevante en vez del DFI (documento de datos fundamentales)", y señala que las advertencias para el inversor estaban en muchos casos "minusvaloradas (por ejemplo, en letra pequeña o en el pie de la página)".
"Es de destacar que la totalidad de los fondos de inversión ofrecidos fueron fondos gestionados por el propio grupo de la entidad", afirma la Comisión
Asimismo, la CNMV explica que "con frecuencia" las sucursales ponen encima de la mesa ofertas combinadas de fondos de inversión y depósitos tradicionales. Sin embargo, los documentos informativos que entregan a los clientes en estos casos a los clientes simulados incluyen el marcador de riesgo previsto para el depósito bancario (que tiene menos riesgo) sin aclarar que dicho marcados se refiere exclusivamente al depósito y no al fondo de inversión.
Por ello, la investigación resalta que hay "ciertas insuficiencias en la información verbal sobre riesgos y costes", otro elemento que será central en la normativa MiFID II que, para algunos actores importantes de la industria de gestión de activos y asesoramiento como Santiago Satrústegui, presidente de Abante, "será un big bang" que cambiará el funcionamiento actual del sector.
El comunicado de la CNMV explica que durante la explicación oral de los instrumentos financieros ofertados, "con cierta frecuencia se hizo hincapié en las ventajas de los mismos haciendo una insuficiente referencia a sus riesgos, lo que supuso una presentación poco equilibrada del producto".
Asimismo, las sucursales de los bancos ofrecen fondos de inversión a sus clientes que, en todos los casos, son de la gestora ligada a la propia entidad. Es decir, no hay rastro de arquitectura abierta o de algún tipo de oferta más amplia para que el cliente tenga a su disposición productos de terceros: "Es de destacar que la totalidad de los fondos de inversión ofrecidos fueron fondos gestionados por el propio grupo de la entidad", afirma la Comisión.
En particular, los clientes minoristas deben ser adecuadamente informados, debiendo ser la información que se les facilite imparcial, clara y no engañosa
"Ello, unido al riesgo antes mencionado de recomendaciones verbales implícitas, hace necesario recordar (a la banca) el deber de gestionar adecuadamente los conflictos de interés en el contexto de la comercialización de productos".
LA CNMV REPETIRÁ "LAS VISITAS SORPRESA"
"Las normas de conducta del mercado de valores establecen un deber general de información por parte de las entidades prestadoras de servicios de inversión a sus clientes", recuerda la CNMV, que señala que "en particular, los clientes minoristas deben ser adecuadamente informados, debiendo ser la información que se les facilite imparcial, clara y no engañosa, sin que puedan destacarse los beneficios potenciales de los instrumentos ofertados sin detallar también, de forma equilibrada, sus riesgos", agrega.
Y estos requisitos son, precisamente, los que no se cumplen. Por ello, el supervisor ya advierte de que va a seguir utilizando en el futuro la herramienta de "cliente misterioso", investigación llevada a cabo entre septiembre y noviembre por una firma externa en entidades que aglutinan el 50% de las sucursales bancarias, y tendrá en cuenta los resultados para las actuaciones de "supervisión ordinaria".