El acuerdo entre Sánchez e Iglesias no suma si no convencen a ERC o Cs
Ambigüedad sobre Catalunya en el texto con el objetivo de no atarse a los independentistas
Actualizado : 10:20
La fumata blanca en forma de abrazo con que el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, y el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, han anunciado, este martes, su acuerdo para formar un Gobierno de coalición no es más que una declaración de buenas intenciones si no logra los apoyos parlamentarios que granjeen la investidura al socialista. La aritmética del Congreso no juega a favor de este proyecto "ilusionante", como lo ha definido el propio Sánchez, y ahora arranca una contrarreloj de negociaciones que tendrán, como último objetivo, convencer o a los náufragos de Ciudadanos o a los independentistas de ERC.
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Sánchez e Iglesias llegan a un acuerdo para un Gobierno de coalición progresistaAmbos partidos ya se han pronunciado. La posición inicial de la formación que hasta ayer mismo lideraba Albert Rivera no se ha movido ni un ápice de la que defendía antes de conocerse los pírricos resultados que les han dejado con 10 diputados en el hemiciclo. El partido ha difundido un comunicado en el que anticipa que "no puede apoyar que Sánchez y Podemos lleven las riendas del Gobierno de España". Varios de sus miembros, entre ellos Inés Arrimadas, Begoña Villacís o Ignacio Aguado han dejado clara su postura: promoverán un pacto de Estado entre PP y PSOE.
ERC, por su parte, supedita su apoyo, como no podía ser de otra manera, a la posición y soluciones que se adopten sobre el conflicto político en Catalunya. Su representante en el Congreso, Gabriel Rufián, ya avanzó el lunes que su posición inicial es un "no" a Sánchez si no abandona la represión. La portavoz y secretaria general adjunta de ERC, Marta Vilalta, ha añadido que si el candidato de PSOE quiere que los republicanos reconsideren su posicionamiento, tiene que volver a apostar por el diálogo y reconocer que el problema en Cataluña no es interno y de convivencia, sino político y con el resto de España. Por ahora, el texto rubricado es deliberadamente ambiguo sobre la crisis territorial.
Han tenido que pasar seis meses y una repetición electoral para que Sánchez e Iglesias hayan dejado atrás sus rencillas personales y los vetos, pero ahora lo tienen más difícil que tras el 28 de abril. El evidente desgaste de ambas formaciones este 10N y el auge de la ultraderecha de Vox han sido los acicates que faltaron en primavera y verano para que ambos partidos llegaran a un entente. Pero por el camino se han dejado un buen puñado de escaños -10 entre ambos- que deben 'cazar' en otros partidos.
"Unidas Podemos siempre ha sido nuestro socio prioritario", señalan desde el entorno del PSOE a Bolsamanía. Otras fuentes apuntan a que ambos líderes se han visto ahora forzados a superar sus desavenencias y su falta de sintonía personal y buscar un pacto que pueda aglutinar tantos apoyos como el de la moción de censura a Mariano Rajoy. Ahora, esperan a la ronda de contactos que se iniciará en breve para sondear el posicionamiento de otros partidos.
Por el momento, sólo Más País se ha pronunciado a favor del acuerdo entre morados y socialistas, mientras el PNV también se ha mostrado proclive a apoyar a Sánchez, a la vez que ha pedido resucitar el acuerdo que permitió echar al PP en 2018. Pero más allá de estos escaños, desde el entorno socialista, en concreto algunos barones, apuestan porque sean Ciudadanos más los partidos regionalistas de Cantabria, Teruel o Galicia quienes acaben aupando a Sánchez a su segundo mandato. Para conquistar a los segundos, el texto que han firmado Sánchez e Iglesias este lunes señala que uno de los objetivos del gobierno progresista será "revertir la despoblación".
Fuentes del PSC, sin embargo, han reconocido a Bolsamanía que "se reunirán con ERC para conocer su posición respecto a la formación de Gobierno" .El partido tiene sus condiciones de partida para los separatistas. Según fuentes del PSC, requieren que “como mínimo, de momento, se comprometan a no continuar con la ilegalidad y la unilateralidad”. Desean que el diálogo se materialice en un clima de “entendimiento y respeto mutuo, para que se produzca en dos direcciones: con los partidos catalanes y con el Gobierno del Estado”. Sobre las conversaciones sobre la investidura, “el cómo se produzcan, si es que se llega a ellas, se tendrán que concretar entre las partes", afirman.