Tiempos difíciles para las fábricas españolas: el sector manufacturero sigue en contracción
La producción y los pedidos cayeron en un contexto de demanda indecisa y alta inflación, según el PMI
Actualizado : 10:11
Tiempos difíciles para los fabricantes españoles. En septiembre, la economía del sector manufacturero continuó en territorio de contracción, según muestra el índice PMI. La producción y los nuevos pedidos disminuyeron en un contexto de demanda indecisa y alta inflación.
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La demanda cae y los precios suben: el sector manufacturero de la eurozona, en recesiónEl índice PMI del sector manufacturero español, elaborado por S&P Global, disminuyó hasta 49 en septiembre, con lo que la lectura se coloca por debajo de 49,9 registrada en agosto, indicando el tercer mes consecutivo que el índice PMI se ha situado por debajo del nivel de ausencia de cambios de 50.
Tanto la producción como los nuevos pedidos disminuyeron en septiembre. La producción se ha reducido por segunda vez en los últimos tres meses, siendo esta última la contracción más pronunciada desde junio de 2020. La caída de los nuevos pedidos fue mayor que la observada para la producción. Los últimos datos mostraron una fuerte reducción de las ventas en general que estuvo entre las más grandes desde los confinamientos iniciales por la pandemia en la primavera de 2020.
Las empresas informaron ampliamente que el consumo está disminuyendo, socavado por la alta inflación. Esto no solo fue el caso entre los compradores nacionales: las nuevas ventas de exportación disminuyeron por séptimo mes consecutivo y al ritmo más fuerte en más de dos años.
En consecuencia, la disminución de la producción y los nuevos pedidos llevaron a las empresas a reducir su actividad de compras en septiembre, que cayó por cuarto mes consecutivo y las empresas prefirieron, en la medida de lo posible, utilizar los stocks existentes para la producción (los inventarios de compras disminuyeron por segunda vez en los últimos tres meses). Los desafíos a los que los proveedores se enfrentan a la hora de servir los productos también se mencionaron como un factor que condujo a la reducción de las existencias.
Los datos de septiembre señalaron un empeoramiento de los plazos medios de entrega y en mayor medida que en el mes anterior. La escasez de materias primas y las dificultades del transporte se mencionaron como motivos del deterioro del comportamiento de los proveedores.
Las dificultades para obtener insumos de los vendedores continuaron apuntalando las presiones inflacionistas. Los costes operativos aumentaron a la tasa más alta en tres meses y nuevamente a un ritmo históricamente elevado. Las empresas informaron que las materias primas en general se encarecieron y que los precios de la electricidad y del gas también fueron un factor clave que impulsó la inflación. A su vez, los fabricantes respondieron aumentando sus precios cobrados a un ritmo más pronunciado.
Puesto que la producción y los nuevos pedidos cayeron, las empresas optaron por reducir la fuerza laboral. Los pedidos pendientes disminuyeron por tercer mes consecutivo, aunque solo marginalmente. No obstante, las empresas pudieron poner cómodamente al día las cargas de trabajo, ya que los pedidos pendientes de realización registraron un declive por cuarto mes consecutivo, y de nuevo a un ritmo acelerado.
Por último, en septiembre la confianza sobre el futuro se volvió negativa por primera vez desde mayo de 2020. Se informó ampliamente que una perspectiva económica incierta, caracterizada por una alta inflación y un menor consumo, tuvo un impacto en la confianza.
"Los datos de septiembre destacaron de nuevo semanas difíciles para los fabricantes españoles, ya que las firmas experimentaron caídas simultáneas tanto de la producción como de los nuevos pedidos", señalan en S&P Global Market Intelligence. "El declive de los nuevos pedidos recibidos fue especialmente llamativo, y dado que las empresas también experimentaron un aumento simultáneo de los stocks de productos terminados, las perspectivas de producción a corto plazo son claramente moderadas".
De hecho, destacan que "las empresas en promedio prevén una caída de la producción a lo largo de los próximos doce meses y la preocupación sobre la alta inflación y la reducción del consumo ocupa el primer lugar en sus mentes. Estas inquietudes se vieron respaldadas por un resurgimiento de la inflación de los costes, que alcanzó su máxima de tres meses. Debido a que este aumento de los precios pagados su sumó a la fuerte caída de las ventas, las empresas se mostraron reacias a contratar personal y el empleo disminuyó ligeramente en septiembre por tercer mes consecutivo", concluyen.