OPINIÓN
Sin ERTE y sin ayudas, el Gobierno siembra el caos con la desescalada y alarga el parón
La inseguridad hará imposible el plan de Pedro Sánchez
Actualizado : 09:26
"Para atender solo a las mesas de la terraza y poner tres cafés, no abro. No me da para cubrir los costes", es lo que declaraba ayer el dueño de un bar en Canarias a TVE. Y como él están todos los comercios y demás pequeñas empresas de servicios, que en su mayoría tendrán que esperar a finales de junio para reabrir. La confusa desescalada anunciada por Pedro Sánchez será imposible en la práctica si no se toman medidas para que los negocios puedan reabrirse sin arruinar a sus dueños.
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¿Cuándo se puede ir a la peluquería, al bar, al gimnasio y visitar a la familia?Como siempre en la gestión de esta crisis, el Gobierno hace de su capa un sayo y anuncia un plan de desconfinamiento sin consultarlo con nadie -ni la oposición, ni las CCAA, ni, por encima de todo, los sectores afectados- y sin tener en cuenta las implicaciones que tiene ni lo que hace falta para que funcione. El resultado es que no va a funcionar, claro. Y eso es muy grave porque alarga el parón de la economía, lo cual se traduce en mayor profundidad de la crisis según el Banco de España, mayor cierre de empresas y más paro.
Por qué lo ha vuelto a hacer así de mal tiene las dos posibles explicaciones de siempre: el desconocimiento de cómo funciona la economía o la pura ideología, que considera a los empresarios el "enemigo" y, por tanto, no se les consulta y se les insta a sacrificarse a favor del Estado.
Si un bar o restaurante no puede abrir más que a un tercio de su capacidad, pero tiene que pagar el salario íntegro a todos sus empleados, amén de proveedores, luz, agua, gas, etc., no le sale rentable abrir. Eso, por no hablar de reformas -mamparas, por ejemplo- o material de protección para empleados y clientes. Pensemos en las peluquerías, que pueden abrir este lunes, pero atenderán a muy pocos clientes y tendrán que hacerse con capas deshechables o productos para desinfectar las normales. Y lo mismo pasa en muchísimos comercios de todo tipo.
O los gimnasios: ¿Van a pagar a todos los monitores si solo van a poder dar clases individuales? Obviamente, no. Todos ellos preferirán esperar hasta el fin del plan a finales de junio, aunque no ingresen nada; porque es mejor eso que agravar sus pérdidas. Y luego está el caso de los hoteles, donde el Ejecutivo ha rizado el rizo: ¿Cómo van a asumir esos costes si no pueden venir clientes de otras provincias? (Eso, sin contar cómo se va a poder entrar sin pasar por la recepción, que es una zona común por definición; quizá en helicóptero...).
EL DRAMA DEL FIN DE LOS ERTE POR FUERZA MAYOR
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Bankia pide al Gobierno una "desescalada de los ERTE" para evitar quiebras de empresas¿De verdad que a nadie en el Gobierno se le ha ocurrido todo esto? Si no hay más remedio que reabrir los negocios a medias y a limitar así sus ingresos, tendría que limitar sus costes en la misma proporción. Pero resulta que los ERTE por fuerza mayor dejan de ser válidos en el momento en que no hay fuerza mayor, es decir, en el que ya no estás cerrado por obligación. Eso obliga al empresario a asumir todos los salarios y cotizaciones de sus empleados de golpe. Y ojo, sin posibilidad de despedir a nadie en seis meses.
¿Se podrá solicitar entonces un ERTE por causas económicas, organizativas o de producción? Nadie lo sabe. La incertidumbre es total. Con el riesgo añadido de sufrir sanciones si no se cumplen estas obligaciones o si se solicita este nuevo ERTE; es decir, se juegan que les anulen el ERTE inicial y tener que pagar también los salarios del tiempo de confinamiento.
Un auténtico despropósito que hizo que ayer llovieran las peticiones para arreglarlo. Los economistas solicitaron que se pueda despedir antes de los seis meses, y tanto el presidente de la CEOE como el CEO de Bankia, propusieron flexibilizar el final de los ERTE. "Una especie de desescalada de los ERTE", lo llamó José Sevilla.
Aún tiene tiempo para arreglar este desaguisado (salvo en las islas, que empiezan el desconfinamiento el lunes) y tomar medidas que pongan fina al incertidumbre. Obviamente, sería mucho mejor que adoptara otras como ayudas para la adaptación de locales y negocios o rebajas fiscales (no moratorias). Eso tenemos claro que no va a ocurrir. Pero, al menos, puede echar una mano en los costes laborales. Siempre es mejor ayudar a que la gente conserve el empleo que subsidiarla cuando lo pierde. Pero parece que el Ejecutivo no termina de entenderlo.