Sánchez lleva a España al desastre económico con su falta de ayudas y de estrategia

Sigue sin imitar al resto de la UE en aplazamiento de impuestos y costes a las empresas

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Bolsamania | 30 mar, 2020

Actualizado : 10:38

El Gobierno sigue tomando medidas improvisadas, contradictorias entre sí y que parecen desconocer el funcionamiento de la economía. No hay ninguna estrategia. Y lo más grave es que Pedro Sánchez -probablemente amarrado por Podemos- se sigue negando a adoptar cualquier decisión que ayude de verdad a empresas y autónomos. Con esta actuación tan distinta del resto de la UE, vamos de cabeza al desastre económico, con innumerables quiebras, un paro disparado y una deuda pública (ayer el presidente se cayó del guindo con los eurobonos) inasumible.

Si la gestión de la crisis sanitaria ha sido un ejemplo de falta de planificación, improvisación, chapuza y ausencia de capacidad de reacción, lo que nos ha conducido al confinamiento obligatorio, las medidas para moderar su impacto en la economía no le van a la zaga. Empezó por favorecer los ERTE en vez de que el Estado pague directamente parte o el total de los salarios como en otros países, y con tantas lagunas, burocracia y contradicciones que se han colapsando los servicios de empleo, se están rechazando muchas solicitudes, como hoy denuncia Bolsamanía, y muchísimas empresas prefieren despedir directamente.

Para evitar esta situación creada por él mismo, el Ejecutivo ha decidido prohibir directamente el despido; en realidad, prohibirlo no, sino encarecerlo convirtiéndolo en improcedente por defecto. Y la traca final es la prohibición de desplazarse al trabajo con un extraño permiso que paga el empresario y que debe recuperar el trabajador con sus vacaciones u horas extras, pero con un montón de excepciones muy confusas. Este fin de semana hemos asistido al colmo de la improvisación y las contradicciones, que culminaron con una batalla en el seno de la coalición PSOE-Podemos que retrasó la publicación del Decreto hasta casi las 12 de la noche, lo que obligó a dar una moratoria de un día

"Va a ser una medida que va a generar un enorme impacto sin precedentes en la economía española, especialmente en sectores como el industrial. Este parón puede llevar a una crisis más profunda de la economía que podría llegar a ser social", se quejan las organizaciones empresariales. Porque a lo que se niega en redondo el Gobierno es a atender el clamor de empresas y autónomos de que se les exima o, cuanto menos, aplace el pago de impuestos, cotizaciones a la Seguridad Social, alquileres, salarios, créditos, proveedores, etc, como se ha hecho en la mayoría de países europeos. Si no pueden ingresar nada por las medidas del Ejecutivo, tampoco deberían pagar nada, argumentan.

LAS EMPRESAS LO PAGAN TODO

La ministra de Hacienda reiteró ayer esta negativa y recordó la única solución ofrecida por el Gobierno: pedir un crédito con aval del Estado para pagar al Estado. Unos avales, por cierto, que el Ejecutivo intenta reducir al máximo (como los ERTE) para evitar el fuerte impacto en el déficit que tendrá la previsible entrada masiva en mora de estos créditos.

Tras esta alocada colección de parches, correcciones e improvisaciones, lo único que queda claro es que el empresario o autónomo debe seguir pagando todos esos gastos y los salarios aunque sea a crédito; si tiene que cerrar por orden del Gobierno, tiene que pagar el permiso especial a sus empleados y ya verá cómo lo recupera si eso; puede también intentar un ERTE, si tiene suerte y le admiten la causa de fuerza mayor; y en ese caso, se hipotecará a no despedir en seis meses aunque sus ingresos no se recuperen. Y si prefiere no arriesgarse y despedir ahora, tendrá que pagar la indemnización máxima.

El prestigioso blog Hay Derecho reflexionaba ayer que "quizás tenga sentido evitar los despidos durante el periodo de alarma, pero si al mismo tiempo el mensaje es que se va a endurecer la aprobación de los ERTEs, lo que se le dice a millones de empresas y pymes es que la quiebra es su inevitable destino. (...) La manera más directa y rápida de dar liquidez a las empresas es suspender los pagos de impuestos y de las cuotas de Seguridad Social – aplazándolos sin interés- y no se ha hecho".

"Mantener o endurecer el confinamiento hasta que la curva baje puede que sea necesario y puede que no, pero en cualquier caso no es un plan racional, es una apuesta a ciegas -quizás para contentar a ciertos socios del Gobierno- que se ve que no tienen otras ideas mejores. Lo que no quiere decir que no existan, quiere decir simplemente que a ellos no se les ocurre, que no es lo mismo", añade.

NO GASTAR... Y NO ENTENDER LA ECONOMÍA

Parece que la actuación del Gobierno está guiada por el principio de gastar (y dejar de ingresar) lo menos posible; así se trasluce de la declaración de Sánchez de que "no podemos salir de estas crisis con más deuda" y de sus inútiles esfuerzos para que la UE lance los eurobonos o coronabonos, hasta que ha asumido la realidad. Aparte de que habría salido mucho más barato hacer tests masivos al principio de la infección, estas medidas tienen un coste altísimo para las arcas públicas. Y no bastarán para evitar una gravísima recesión como la que augura Goldman Sachs, con quiebras masivas e incremento brutal del paro, que incrementará aún más ese coste.

No es de extrañar que los países del Norte no quieran pagarlo, sobre todo teniendo en cuenta que llevamos 10 años incumpliendo los objetivos de déficit público. Lo que sí nos permiten es dar subvenciones directas a las empresas, cosa que el Ejecutivo ni se plantea, y pedir un recate al MEDE, cosa que sorprendentemente tampoco está en los planes de Sánchez.

Con todo, lo más preocupante es que el Gobierno parece ignorar como funciona la economía y que el empleo lo crean las empresas. Por eso espere ingenuamente una recuperación en 'V' inmediata tras el parón, como si no hubiera pasado nada. La titular de Trabajo decía el domingo que "nosotros los trabajadores y trabajadoras tenemos que hacer nuestra parte", como si ella fuera una trabajadora y no una ministra. Lo que trasluce una mentalidad en la que el empresario es el enemigo y, por tanto, no se le da ni agua. Y que nos lleva al desastre.

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