El precio de alimentos caerá en la eurozona, pero los riesgos pueden frenar la desinflación
"Son susceptibles a riesgos al alza, en el corto y particularmente en el medio plazo"
La inflación de los precios de los alimentos se ha ido reduciendo en la zona euro a lo largo de este año. Los expertos de Oxford Economics prevén que esta tendencia continúe durante el resto de 2023 y más allá, cayendo por debajo del 2% en 2024. "Sin embargo, creemos que los precios de los alimentos son susceptibles a riesgos al alza, en el corto y particularmente en el medio plazo", señalan.
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La inflación de alimentos ha superado el pico en España, pero la caída de precios será lentaEn septiembre, la tasa general de la inflación en la eurozona cayó hasta el 4,3%, desde el 5,2% de agosto, mientras que la tasa subyacente descendió al 4,5% frente al 5,3% del mes anterior. En particular, los alimentos, el alcohol y el tabaco continuaron registrado la tasa anual más alta, pero se relajó hasta el 8,8% desde el 9,7% en agosto.
El dato es, además, 6,7 puntos porcentuales menos que su máximo alcanzado en marzo. No obstante, el nivel de precios de los alimentos sigue siendo "incómodamente alto" y creen que se mantendrá "estructuralmente alto".
"Esperamos que disminuya al 5,5% para final de año, luego caiga por debajo del 2% en el primer trimestre de 2024 y se vuelva levemente deflacionario durante la mayor parte de 2024", estiman los analistas. Aunque su punto de referencia es una desinflación "sostenida y relativamente rápida" de los precios de los alimentos seguida de una deflación absoluta en 2024, consideran que los riesgos sobre este pronóstico están sesgados al alza en el corto plazo.
Así, en Oxford Economics identifican tres factores que, de materializarse, podrían frenar la desinflación de los precios de los alimentos. Son los precios mundiales de las materias primas, los factores idiosincrásicos locales y los precios rígidos de los insumos. Pero matizan: "Creemos que sólo una combinación particularmente grave de estos tres factores podría descarrilar por completo el proceso de desinflación".
En cuanto al primer factor, explican que, pese a que siguen en una tendencia bajista sostenida, los precios mundiales de las materias primas podrían volver a dispararse. En las últimas semanas, la energía ha sufrido una mayor volatilidad. "Nuestra base sigue siendo que los precios de la energía no vuelvan a dispararse este invierno, pero el riesgo a la baja persiste". En los productos alimenticios, los fenómenos climáticos extremos podrían provocar aumentos en los precios, así como la continuación de la guerra en Ucrania. "Creemos que la caída de los precios de las materias primas alimentarias ha quedado atrás, en gran medida".
Sobre el segundo de los factores, los expertos destacan que, precisamente, muchos de los grandes aumentos mensuales de los precios de los alimentos en el primer semestre fueron en gran parte atribuibles a picos idiosincrásicos en los precios de segmentos de alimentos específicos. Unas idiosincrasias podrían seguir ocurriendo durante el resto del año.
Por último, en lo que se refiere al tercer factor, está la fijación de precios por parte de los productores de alimentos y, especialmente, de los minoristas. "Encontramos evidencia de patrones no lineales en el traspaso de los precios de las materias primas a los precios de los alimentos al consumidor: su descenso es más lento".
Sin embargo, opinan que va los precios de las materias primas constituyen sólo una pequeña parte de los precios finales que enfrenta el consumidor. "Los costes de transporte, distribución de procesamiento y mano de obra pueden crear un efecto de bola de nieve que resulte en una desinflación más lenta. Si los salarios resultaran más rígidos de lo esperado o la escasez de oferta empeorara, esto afectaría los precios de los alimentos al consumidor".