Los mercados y el 'nuevo normal' de un Brexit estancado: la UE, expectante ante la división del Gobierno británico
La factura del 'divorcio' sigue siendo el escollo principal de un proceso en el que Reino Unido no tiene claro lo que quiere
- La libra, más sensible a las noticias sobre el BoE que al estado de las negociaciones del Brexit
El Brexit no avanza y, con esa sensación de estancamiento, se afronta la cumbre de líderes de la Unión Europea (UE) convocada para este jueves en Bruselas, en la que se seguirá debatiendo para lograr llegar a alguna primera conclusión 'real' sobre el camino que tomará en el proceso de salida de Reino Unido de la Unión.
Sin embargo, a nadie se le escapa ya que las fechas clave se suceden sin que se planteen medidas concretas y que el proceso se ha convertido en un 'toma y daca' en el que se dan un paso hacia adelante y dos hacia atrás. Sobre la mesa, el coste de la salida que deberá asumir Reino Unido y, como dicen los expertos de Easy Markets, la impresión de que toda esta situación está tomando unos cauces que la asemejan cada vez más a lo que podría verse en el divorcio de una pareja. "En todos los divorcios, una de las cuestiones que centran las disputas entre abogados es el dinero. Y las negociaciones sobre el Brexit están demostrando no ser diferentes en este aspecto", señalan estos analistas.
La cuestión ahora está en comprobar hasta qué punto está mal avenida esta 'pareja', con el añadido de las 'terceras personas' que contribuyen a complicar más la situación. El primer ministro irlandés, Leo Varadkar, decía esta semana en declaraciones a la BBC que las disputas internas del gobierno británico lo están convirtiendo en un socio con el que es difícil negociar. "Es una negociación bastante difícil cuando las personas que quieren abandonar la Unión Europea en Gran Bretaña no parecen estar de acuerdo entre ellas en lo que realmente quieren", señalaba.
El discurso que Theresa May dio en Florencia a finales de septiembre había alimentado cierto optimismo y propiciado el tono conciliador hacia el avance en el proceso de salida -la premier británica pidió entonces una transición "suave", hasta 2021, para el Brexit-, pero ahora el escepticismo ha vuelto a imponerse de cara a la cumbre de este jueves, que en un principio estaba programada como la fecha en la que las conversaciones pasarían del acuerdo de divorcio a los futuros acuerdos comerciales. "Sin claridad actualmente sobre el Brexit, tras el Consejo Europeo de este jueves, la Unión Europea podría intentar presionar al Reino Unido en las negociaciones sobre 'el divorcio'" señala John Hardy, jefe de estrategia en divisas de Saxo Bank.
La división en el Gobierno de Reino Unido conecta con al arrepentimiento que también se ve en los ciudadanos al percatarse de que el Brexit es un sentimiento de flautista de Hamelín
La parte europea de las negociaciones quiere un compromiso firme sobre lo que pagará Reino Unido por abandonar la Unión Europea. Reino Unido, sin embargo, siente que ha llegado lo suficientemente lejos y que no puede ofrecer más hasta que se defina el contexto de la futura relación comercial. Los británicos también consideran que el riesgo de una ruptura en las conversaciones aumentará drásticamente si no hay una señal clara esta semana de que éstas avanzarán para final de año. El ministro de Asuntos Exteriores británico, Boris Johnson, añadió un poco más de 'leña al fuego' y afirmó este martes que "en este momento, hay más unanimidad entre los 27 de la Unión Europea que en el seno de Reino Unido, así que ese es uno de los principales problemas aquí".
En declaraciones a Bloomberg, un funcionario de la Unión Europea fue incluso más allá y afirmó que los Estados miembros están cada vez más consternados por la incompetencia de los políticos británicos que encabezan las conversaciones de su país. El bloque tiene dudas sobre si May y su gabinete podrán llegar a alguna conclusión en sus negociaciones a pesar de que desea un acuerdo y está preparado para ayudar a los británicos, explicó este funcionario.
"La división en el Gobierno de Reino Unido conecta con al arrepentimiento que también se ve en los ciudadanos al percatarse de que el Brexit es un sentimiento de flautista de Hamelín. Cuando llega el momento de ver cuáles son las consecuencias y los pagos, indudablemente muchos empiezan a recular, y entre éstos están los políticos", explica Javier de la Nava, profesor de Economía del CEF y la Udima.
Mientras tanto, las bolsas parecen haberse acostumbrado a esta 'nueva normalidad' que supone convivir con el Brexit y con recurrentes 'puntos muertos' como el que toca ahora. Los inversores son conscientes de que la salida de Reino Unido es una 'carrera de fondo' y, por el momento, la renta variable no está recogiendo un momento que para las autoridades europeas es "preocupante".
LA LIBRA, ENTRE EL BOE Y EL BREXIT
Cuestión aparte es la libra. Desde el referéndum del 23 de junio de 2016, la moneda ha actuado como termómetro del proceso de divorcio entre Reino Unido y el bloque comunitario, siendo la primera en 'pagar el pato', mientras la economía británica ha aguantado el tipo. No obstante, su reacción a la enésima crisis de las negociaciones en medio de rumores de estancamiento y peligro de fracaso ha sido más moderada.
Si bien ha caído presa de las ventas en las últimas jornadas, la divisa de Reino Unido se ha comportado de forma menos visceral. Los expertos consultados ofrecen dos razones para explicar su reacción. En primer lugar, aluden a la “nueva realidad” anteriormente citada en la que los operadores han aprendido a sobrellevar el Brexit. La segunda es que, en el corto plazo, están absolutamente condicionados por la decisión que el Banco de Inglaterra (BoE por sus siglas en inglés) adopte en su reunión de noviembre sobre los tipos de interés.
En este momento, la libra es más sensible a las noticias sobre el BoE que al estado de las negociaciones del Brexit
“Hemos visto cómo la libra se ha convertido en otra divisa reactiva a las decisiones de su banco central y, en este momento, la moneda es más sensible a las noticias sobre el BoE que al estado de las negociaciones del Brexit”, explica Eduardo Bolinches, analista colaborador de ActivTrades. Buena muestra es que 'el cable' (como se conoce a la libra/dólar) sólo se rindió a los bajistas este martes después de que el gobernador del BoE, Mark Carney, no fuera capaz de ofrecer impulso a la moneda de Reino Unido, al no comprometerse con una subida de tipos en noviembre. Anteriormente, después de que en la reunión de septiembre se indicara el fin de la política ultraexpansiva del organismo, la libra logró reconquistar los 1,3650 dólares. Ahora se cambia a 1,318 dólares.
El mercado esperaba acción en la libra esta semana, pero no se había preparado para que la incertidumbre del Brexit iniciara una tendencia bajista de la que no ha logrado desembarazarse a pesar de que la economía -con el IPC en máximos de cinco años- siga presionando al banco central para que abandone su política de tipos en el mínimo histórico del 0,25%. No obstante, Kathleen Brooks, analista de City Index, recuerda que el mercado descuenta un 80% de posibilidades de que haya un aumento de tipos en la reunión del 2 de noviembre y asegura que “ni siquiera Carney es capaz de cambiar esto, de hecho, sus declaraciones ante el Parlamento van más encaminadas a enfriar un poco los ánimos sólo en caso de que los datos macro en las dos próximas semanas puedan retrasar el aumento de tasas”.
UN BREXIT DURO SIN TRANSICIÓN, UN ESCENARIO NO DESCONTADO
Así las cosas, a no ser que haya un auténtico cataclismo en el lado de las negociaciones entre Londres y Bruselas, Bolinches espera que 'el cable' se mantenga en un rango entre los recientes mínimos y máximos (los 1,3220 y los 1,3020 dólares) en las próximas dos semanas. Pero después de la reunión del Banco de Inglaterra “esta situación puede cambiar si hay señales de que los equipos negociadores a uno y otro lado del Canal de la Mancha avanzan por la buena senda o, por el contrario, se llega a diciembre y no hay nada cerrado”, avisa el analista colaborador de ActivTrades.
Hardy, por su parte, cree que la libra está lista para subir frente el dólar y el euro ante cualquier mejora en el estancamiento actual en las negociaciones sobre el Brexit. En este caso, la meta son los recientes máximos frente al 'billete verde' en los 1,3650 dólares y de 0,8750 libras contra el euro, siempre y cuando finalmente el BoE deje de lado su política de tipos bajos.
Pero los más pesimistas ya avisan de que realidad para los mercados es que no se han preparado para una salida sin acuerdo, precisamente porque se han tomado el proceso de diálogo como un estado 'semipermanente'. Por este motivo, las empresas deben prepararse para un Brexit 'duro' y sin periodo de transición, según ha asegurado el vicegobernador del Banco de Irlanda, Ed Silvey.
El Brexit, Cataluña y el fin del mercado alcista en Estados Unidos son los tres riesgos a los que se enfrentan ahora los mercados
En este escenario, las consecuencias para la libra serán desastrosas, anticipa Bolinches porque “no está descontado en absoluto por los mercados y la moneda está a años luz de la cotización contra el dólar y el euro que alcanzó tras el referéndum”. De hecho, la divisa se ha recuperado un 14% frente al ‘billete verde’ y casi un 6% con respecto a la divisa comunitaria en los últimos meses.
El experto en mercados financieros señala que los mínimos de 30 años que se volvieron a tocar en enero son un objetivo seguro desde el punto de vista técnico. En cuanto al euro/libra, “la paridad parece inevitable si no se le atragantan los máximos de 2008 en 0,98 libras esterlinas por euro”. Pero ahora las cosas son muy diferentes, con un incierto proceso de divorcio de por medio en el que a “Reino Unido no le importaría una divisa devaluada los primeros años para ser lo más competitiva posible”, concluye Bolinches.
Advierte el experto de que "ahora mismo, el mayor riesgo para Europa es el Brexit, por el brutal impacto económico que tendrá". Y concluye que la salida británica, Cataluña (que "es un problema más político que económico", precisa) y el fin del mercado alcista en Estados Unidos son los tres riesgos a los que se enfrentan ahora los mercados, pero Reino Unido está en cabeza.