Las fábricas de la eurozona prolongan su recesión y sufren retrasos por el coronavirus
El índice PMI aumentó a máximos de hace un año, pero hay limitaciones por parte de la oferta
En febrero se observaron indicios de que la desaceleración manufacturera de la zona euro se está atenuando. El índice PMI publicado este lunes señala un aumento hasta máximos de un año, pese a que surgen limitaciones por parte de la oferta. Las condiciones operativas en el sector manufacturero de la zona euro continuaron empeorando en febrero, pero solo levemente y al ritmo más débil de los últimos doce meses.
El PMI del sector manufacturero de la eurozona, elaborado por la consultora Markit, registró en febrero un aumento hasta situarse en 49,2 frente a 47,9 de enero, corregido de factores estacionales, lo que supone que se situó ligeramente por encima de su lectura precedente. Aunque se coloca por debajo del nivel de ausencia de cambios de 50 durante trece meses consecutivos, la lectura de febrero no solo marcó máximos de un año, sino también el segundo incremento mensual consecutivo del índice.
Los últimos datos indican que dos grupos de mercado registraron un deterioro de las condiciones operativas en febrero. Los productores de bienes de capital registraron el resultado más débil, seguidos por el sector de bienes intermedios. El sector de bienes de consumo señaló un crecimiento modesto.
Los fabricantes vincularon el deterioro del comportamiento de los proveedores con los cierres de fábricas relacionados con el coronavirus
La producción manufacturera y los nuevos pedidos en la zona euro en su conjunto permanecieron dentro del territorio negativo en febrero, sin embargo, los ritmos de contracción fueron los más débiles de nueve y quince meses respectivamente. Por el contrario, el comercio de exportación cayó a un ritmo más fuerte, extendiendo el actual periodo de contracción a casi un año y medio.
Las limitaciones en la oferta fueron muy evidentes en febrero, ya que los plazos medios de entrega de los insumos se alargaron considerablemente y por primera vez en un año. Los fabricantes vincularon principalmente el deterioro del comportamiento de los proveedores con los cierres de fábricas relacionados con el coronavirus en China. Todos los países observaron un alargamiento de los plazos de entrega, y los Países Bajos registraron el mayor deterioro mensual. Las empresas también disminuyeron sus actividades de compra.
En cuanto al ámbito laboral, el número de empleados se recortó por décimo mes consecutivo. La tasa de contracción fue sólida, aunque más débil que la observada a principio de año, ya que las empresas respondieron a la disminución de las cargas de trabajo a través de la reducción del exceso de capacidad.
Por otro lado, después de haber alcanzado sus máximos de casi un año y medio en enero, la confianza empresarial disminuyó ligeramente en el último período de la encuesta. Con las excepciones de Austria y Grecia, el sentimiento cayó en toda la región. La confianza más baja siguió registrándose en Alemania, seguida de Francia.
Por países, los datos fueron generalmente más altos en febrero, aunque especialmente en Francia se observó que el índice PMI cayó hasta mínimos de siete meses, mientras que también se registró un nuevo empeoramiento de las condiciones operativas en Italia. Por su parte, Alemania, la mayor economía del sector manufacturero, también experimentó otro deterioro de las condiciones operativas, a pesar de que su respectivo índice PMI alcanzó su nivel más alto en más de un año. En contraste, el crecimiento económico se aceleró a un ritmo marcado en Grecia, mientras que se registró una mejora sólida en los Países Bajos. Se observó una expansión modesta en Irlanda, mientras que se produjeron alzas marginales en Austria y España.
En Markit señalan que en febrero "se observaron indicios alentadores de que la desaceleración manufacturera de la zona euro se está atenuando", a pesar de "los informes generalizados de las empresas de que el brote de coronavirus perjudicó las cadenas de suministro y afectó las ventas al exterior, resultando en plazos de espera considerablemente más largos y una caída cada vez mayor de los pedidos de exportación".
"Es preocupante observar que los retrasos de las entregas relacionados con el coronavirus amenazan con restringir la producción en los próximos meses, prolongando una desaceleración que ya se extiende a más de un año". De hecho, "si bien el regreso al trabajo para muchas fábricas chinas después de las vacaciones extendidas de Año Nuevo podría ayudar a aliviar las limitaciones de la oferta mundial, una mayor propagación de la epidemia de COVID-19 podría incrementar las posibilidades de que se genere un aumento de la aversión al riesgo y una reducción del gasto por parte de las empresas y de los consumidores", concluyen.