Cómo invertir con éxito en el sector del automóvil y sortear los desafíos
Los estrategas de Capital Group analizan la industria automovilística
Transformación. Esa es la palabra que mejor define a los grandes retos que tiene por delante el sector del automóvil. Pero no sólo en lo que se refiere al vehículo eléctrico. Varios nubarrones en forma de recesión, tipos de interés elevados o debilidad de China sobrevuelan la industria. Entonces, ¿merece la pena apostar por las empresas automovilísticas?
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Berenberg templa sus expectativas con el sector automovilístico europeo en 2024"No todos los subsectores de la industria automovilística son iguales. La demanda de camiones, por ejemplo, es menos cíclica y los fabricantes se enfrentan a una menor competencia de los nuevos operadores de vehículos eléctricos. En los próximos años, es probable que los retos a los que se enfrenta el sector del automóvil aumenten la dispersión y la diferenciación dentro de los emisores", señala Steve Smith, director de inversiones de Capital Group.
A primera vista, el sector del automóvil parece un lugar extraño en el que buscar oportunidades de inversión, sobre todo con una economía mundial que se ralentiza y que aún puede entrar en recesión. O con China, un mercado clave para muchos fabricantes, experimentando un importante retroceso en su crecimiento económico.
Y por si esto fuera poco, con los tipos de interés en su nivel más alto en los últimos años, lo que encarece las compras a crédito. Sin olvidar que el motor de combustión interna debe ser sustituido por vehículos eléctricos en poco más de 10 años.
"Como resultado, los fabricantes tradicionales no sólo tienen que transformar sus negocios de motores de combustión interna, sino que deben hacerlo mientras luchan contra los nuevos participantes de bajo coste en el espacio de los vehículos eléctricos", matiza Smith.
Asimismo, según el experto, también hay que tener en cuenta que los fabricantes, a menudo fuertemente sindicados, "tienen que negociar demandas salariales en un entorno marcado por fuertes beneficios y la inflación más alta en décadas".
Con todo, y a pesar de este difícil contexto, el sector del automóvil sigue ofreciendo oportunidades de inversión.
COCHES PREMIUM Y CAMIONES PARA CAPEAR LA RECESIÓN
La perspectiva de una recesión es uno de los principales obstáculos a los que se enfrenta un sector cíclico como el del automóvil.
"Sin embargo, hay una serie de empresas automovilísticas de alta calidad que consideramos capaces de capear una recesión y mantener buenos perfiles crediticios defensivos", afirman en Capital Group.
Muchas de estas compañías tienen productos orientados al consumidor premium, que tiende a mostrar menos ciclicidad, lo que debería ayudarles a mantener el flujo de caja.
"Durante la pandemia, el sector del automóvil se vio afectado por problemas de suministro y bloqueos que impidieron entregar los productos, pero el exceso de demanda resultó rentable. La mayoría de estos problemas de suministro se han resuelto, y la atención se centra ahora en la capacidad de las empresas para mantener la demanda reprimida por las ventas perdidas durante ese periodo", añaden desde la firma.
Por ello, los fabricantes que lo consigan deberían ser capaces de suavizar sus ventas y compensar las pérdidas que normalmente se asociarían a una recesión.
Junto con los fabricantes de productos más premium, los camiones son un subsector del automóvil que, según los analistas de la gestora, puede ayudar a las empresas a mantener sus ventas.
"Esto se debe a que la demanda de camiones tiende a ser menos cíclica. Una vez que un camión ha llegado al final de su vida útil, el gasto de mantenimiento aumenta significativamente, y rápidamente resulta antieconómico mantenerlo en funcionamiento", valora Smith.
Además, los fabricantes de camiones no están expuestos al mismo nivel de amenaza de nuevos competidores que los de automóviles.
TRANSICIÓN AL VEHÍCULO ELÉCTRICO
Para los fabricantes de automóviles tradicionales, especialmente los europeos, la transición al vehículo eléctrico supone un importante reto.
"Nuestros analistas calculan que los fabricantes europeos llevan unos tres años de retraso con respecto al líder del mercado, Tesla, y los nuevos competidores chinos", detallan en Capital Group.
En la actualidad, los europeos sólo disponen de una tecnología de baterías muy limitada con una infraestructura de recarga deficiente. También se enfrentan a una importante desventaja de costes, ya que los coches son mucho más caros de producir en Europa que en China.
"Es probable que esto proporcione a los nuevos competidores una ventaja material a la hora de ganar cuota de mercado. Además, a diferencia de sus homólogos estadounidenses, muchos de los fabricantes europeos tienen operaciones importantes en China. Esto limita el alcance de los aranceles comerciales", dicen en la gestora.
Los fabricantes de gama alta se encuentran en una posición relativamente fuerte para afrontar la transición, ya que deberían ser capaces de mantener los precios elevados de sus coches.
"Aunque esta estrategia funciona en sus mercados nacionales, es un reto mayor en China, donde los vehículos eléctricos se consideran un producto más barato que un coche con motor de combustión interna", explica el estratega.
Las empresas con presencia a escala mundial, como Volkswagen y Toyota, se enfrentan a un reto ligeramente distinto.
"Éstas tendrán que invertir en su propia tecnología de baterías y estaciones de recarga si quieren mantener su escala mundial. A los fabricantes regionales, como Renault, no les queda más remedio que recurrir a compañías conjuntas para diseñar y fabricar vehículos eléctricos", concluye Smith.