¿Usas acumuladores o radiadores eléctricos? Pagarás el doble en calefacción

Una de cada cinco familias calienta su domicilio por medio de acumuladores, convectores o radiadores eléctricos, sobre todo en la zona mediterránea, pero estos son los sistemas más costosos. Este año se notará especialmente en la factura, ya que, de media, cada hogar gastará unos 750 euros al año en calefacción, aunque la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ya ha avisado de que esa cifra podría variar en función de la tecnología usada y la tarifa contratada.

La OCU ha realizado una serie de cálculos sobre el gasto que supondrían los seis principales sistemas de calefacción para una vivienda de 90 metros cuadrados "en una zona climática D (Madrid, Aragón y gran parte de Castilla y León)". Ofreciendo alternativas para ahorrar lo máximo frente al laza de los precios actuales.

Por un lado, los sistemas más costosos de calefacción son los radiadores eléctricos (con una media de gasto de 1.255 euros al año), al que le siguen los acumuladores eléctricos (con 1.046 euros anuales). Dichos sistemas, además de los convectores eléctricos, son los recursos que son usados por "uno de cada cinco hogares, y que son especialmente habituales en la zona del Mediterráneo", indica la OCU.

Por otro lado, los sistemas más eficientes son los que funcionan a través de bombas de calor (con un gasto de 455 euros) que "ofrecen además la doble función de calefacción en invierno y refrigeración durante el verano", explica la organización; o mediante una estufa de pellets (con un consumo de 545 euros anuales), que "son especialmente recomendables en segundas residencias o en viviendas con suficiente espacio para almacenar los pellets", aclara la OCU.

Asimismo, desde este organismo recuerdan que "el gas natural canalizado sigue siendo la fuente de calefacción y agua caliente sanitaria en la mayoría de los hogares". Es una opción interesante, sobre todo si el sistema empleado es una caldera de condensación con un consumo de 683 euros anuales. La tarifa TUR es la más recomendable porque la factura resulta la mitad de barata que con la mejor de las tarifas libres, pero, sin embargo, no es fácil hacerlo. Resultado de ello es que solo un 20% de los hogares la tienen contratada.