Un estudio de material proteínico de un diente de Atapuerca, evidencia genética más antigua del mundo
BURGOS, 1 (EUROPA PRESS)
Un estudio de material proteínico de un diente de Homo antecessor de Atapuerca (Burgos) se ha convertido en la evidencia genética más antigua del mundo, según ha señalado este miércoles el Museo de la Evolución Humana (MEH) a través de un comunicado recogido por Europa Press.
Los resultados obtenidos en la Universidad de Copenhague, en colaboración con el Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana (Cenieh), arrojan luz sobre uno de los puntos más interesantes de genealogía humana, alcanzando una antigüedad muy superior a la que la conseguida hasta la fecha mediante la obtención de ADN.
El descubrimiento, en palabras del investigador Frido Welker publicadas en un artículo de la revista Nature, determina que el análisis de proteínas antiguas proporciona evidencia de una estrecha relación entre el Homo antecessor, los neandertales, los humanos modernos y los Denisovanos.
El resultado de la investigación avala la idea de que el Homo antecessor era un grupo hermano del conjunto de homínidos que contenía al Homo sapiens, Homo neanderthalensis y Denisovanos.
Los investigadores, mediante el uso de la espectrometría de masas, secuenciaron proteínas antiguas del esmalte de los dientes y determinaron de manera muy precisa la posición del Homo antecessor.
NUEVA METODOLOGÍA El nuevo método, desarrollado por investigadores de la Facultad de Ciencias Médicas y de la Salud de la Universidad de Copenhague, permite a los científicos recuperar evidencia molecular para reconstruir con precisión la evolución humana desde tiempos a los que todavía no se tenía acceso.
El profesor Enrico Cappellini, asociado del Globe Institute, ha remarcado que el análisis de proteínas antiguas con espectrometría de masas arroja un "enfoque comúnmente" conocido como paleoproteómica, que permite superar los límites establecidos hasta la fecha.
Los fósiles analizados por los investigadores fueron encontrados en 1994 por el equipo dirigido por Juan Luis Arsuaga, José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell en el nivel estratigráfico TD6 del yacimiento de la Gran Dolina, uno de los sitios arqueológicos y paleontológicos de la sierra de Atapuerca, en Burgos.
Las observaciones iniciales llevaron a concluir que el Homo antecessor fue el último antepasado común de los neandertales y los humanos modernos, una conclusión basada en la morfología de los fósiles.
El estudio de la evolución humana por paleoproteómica continuará en los próximos años a través del proyecto denominado 'Palaeoproteomics to Unleash Studies on Human History (PUSHH)', financiado por la Unión Europea y al que pertenecen muchos de los coautores del artículo publicado en la revista Nature.