El Teatro Real aplaude una versión desenfadada, divertida y descarada de 'L'elisir d'amore'

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Europa Press | 30 oct, 2019

MADRID, 30 (EUROPA PRESS)

El Teatro Real de Madrid ha recibido con aplausos este martes 29 de octubre una versión desenfadada, divertida y descarada de 'L'elisir d'amore', la opera que Gaetano Donizetti escribió con 34 años y que regresa al Teatro Real en 12 funciones hasta el 12 de noviembre en una acción que transcurre en una playa del Mediterráneo.

Tal y como avanzó el director del coliseo madrileño, Joan Matabosch, en la presentación ante la prensa, esta versión pretende renovar la puesta en escena de este clásico, que se representó por primera vez en 1851 y que desde entonces ha sido una de las producciones más demandadas por el público.

Esta producción, concebida por Damiano Micheletto, con algunas modificaciones introducidas en la escenografía por Paolo Fantin, cuenta con dirección musical de Gianluca Capuano, quien ha recibido el aplauso unánime de los asistentes, que han elogiado también la labor de los cantantes.

Juan Francisco Gatell, en sustitución de Rame Lahaj, ha interpretado a un Nemerino ágil sobre el escenario y teatralmente muy divertido que, sin embargo, perdía potencia en algunos momentos. Erwin Schrott, en el papel de Dulcamara, ha demostrado fuerza y simpatía; la soprano Brenda Rae ha brillado con una ejecución impecable de Adina, mientras que Alessandro Sampetrean ha protagonizado algunos de los momentos más humorísticos.

Los amores y desamores entre Nemorino, un joven melancólico e ingenuo, y su enamorada, Adina, una bella jefa, quien atormenta al primero con su indiferencia, son el eje de esta ópera bufa, una de las producciones más queridas del público del Real desde el siglo XIX, y se ha representado más de 80 veces, incluyendo esta coproducción con el Palau de les Arts de Valencia, que se repone seis años después de su estreno en Madrid.

TURISTIFICACIÓN COMO ESCENARIO

La propuesta escénica que acoge el Teatro Real propone un paisaje real y actual: el de las playas saturadas de turistas en verano. La turistificación --neologismo usado para hablar de la masificación del turismo-- se adueña del escenario casi desde el comienzo de la obra, con un escenario repleto de hamacas, bañadores y toallas.

La acción arranca con dos personas de la tercera edad que disfrutan de un día de playa, con su sombrilla y su radio, hasta que su tranquilidad se ve interrumpida por el revuelo de hordas de turistas que llegan a la playa dispuestos a adueñarse de cada hamaca libre o de cada hueco de la barra del chiringuito.

A pesar de actualizar la escenografía y el tiempo en el que transcurre, la obra funciona a la perfección y resuelve las exigencias del libreto con maestría, consiguiendo el objetivo que se propone de llevar la acción al momento presente.

Nada se encuentra fuera de lugar: ni la bebida energética como elixir, ni la piscina de espuma, ni los minis de cerveza ni tampoco el baile desenfrenado o las borracheras. Ni siquiera la poca ropa, los biquinis escotados o los baños sugerentes bajo la ducha han asustado a un público que por unanimidad se ha rendido una vez más a la obra de Donizetti que, además, contará con la voz de Javier Camarena en la función del 9 de noviembre.

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