El proteccionismo de Trump se convierte en un juego peligroso para la economía mundial
El déficit comercial con China alcanza los 375.000 millones de dólares anuales
- El principal problema de los aranceles es que reducen la confianza a nivel global
Ya lo dijo Donald Trump hace unas semanas. “Las guerras comerciales son buenas y fáciles de ganar”. Bajo esta hipótesis, el presidente de EEUU ha iniciado una ofensiva proteccionista sin precedentes en las últimas décadas, con el objetivo de forzar a sus socios económicos a mejorar las condiciones para EEUU en sus relaciones comerciales.
Los expertos de Oxford Economics aconsejan analizar “una tendencia en la que el presidente hace anuncios grandilocuentes para forzar a las partes a negociar y en la que después recorta los aranceles de manera significativa”.
Por ejemplo, señalan que “los aranceles sólo se aplicarán al 30% de las importaciones al acero” anunciadas inicialmente, tras la exclusión de Canadá, México, Brasil, Corea del Sur y la Unión Europea. En su opinión, Trump está utilizando el proteccionismo para conseguir ventajas en las negociaciones con sus principales socios comerciales.
Una táctica que puede tener resultados positivos para EEUU, pero también consecuencias imprevisibles y negativas para el propio EEUU y para el conjunto de la economía mundial. Ya lo ha dicho el primer ministro de Bélgica, Charles Michel. “Da la impresión de que el jefe de EEUU tiene voluntad de negociar con la Unión Europea con un revolver en nuestra sien. No es una manera muy leal de negociar cuando somos socios tan sólidos en el plano histórico”.
LAS RELACIONES CON CHINA
Las exportaciones chinas hacia EEUU alcanzaron el año pasado los 505.000 millones de dólares, mientras las exportaciones estadounidenses hacia China fueron tan sólo de 130.000 millones. Estas cifras arrojan un déficit comercial para EEUU de 375.000 millones.
Las principales exportaciones chinas hacia EEUU, donde se concentra casi la totalidad del déficit comercial, son las Equipamiento de Transporte & Maquinaria (268.000 millones); Artículos Manufacturados (150.000 millones) y Materiales Manufacturados (54.000 millones).
El déficit comercial de estos tres epígrafes asciende a 400.000 millones, compensados en parte por un superávit de 25.000 millones para EEUU en la exportación de Productos Petrolíferos.
PROPIEDAD INTELECTUAL
Aunque la principal razón para la postura proteccionista de Trump no es el déficit comercial actual, sino las prácticas comerciales que China lleva décadas poniendo en marcha en lo que se refiere a los derechos de Propiedad Intelectual.
Además de reducir el déficit comercial en unos 100.000 millones, la Administración Trump quiere acabar con la prácticas de los chinos de obtener transferencias de tecnología desarrolladas por las empresas estadounidenses. Otra práctica que irrita mucho a los americanos son los constantes ciberataques por parte de las empresas chinas.
En este escenario, es una ironía que Xi Jinping, presidente chino, se haya convertido en el 'paladín' del libre comercio, tal y como demostró en su intervención del Foro Económico Mundial de Davos. Sin embargo, las autoridades chinas han mostrado ahora su predisposición a controlar la Propiedad Intelectual.
En una noticia publicada por la agencia estatal Xinhua, China señala que China planea reestructurar la Oficina Estatal de Propiedad Intelectual para reforzar la protección de los derechos en esta materia. Un claro gesto hacia EEUU para rebajar la tensión.
POSIBLES REPRESALIAS
Los chinos también ya han tomado algunas “represalias” contra los productos estadounidenses, con el objetivo de demostrar que también pueden presionar a Trump. La primera reacción de Beijing ha sido anunciar aranceles a productos americanos por valor de tan sólo 3.000 millones, una reacción mesurada que indica firmeza, pero no un enfoque agresivo.
Por ejemplo, Danske Bank menciona, entre las posibles represalias más duras, aranceles a la soja americana, que representa el 60% de las exportaciones de EEUU; o a la carne de vacuno, cuyas importaciones han sido recientemente permitidas.
Otros sectores estratégicos que pueden verse afectados son el de aviones y el de equipamiento para la construcción, como demuestran las fuertes caídas que han registrado Boeing y Caterpillar en bolsa.
Ambos son líderes en estos sectores y cuentan con un importante volumen de negocio en China. “Las aerolíneas chinas están controladas por el Gobierno y pueden cambiar fácilmente de Boeing a Airbus”, afirman estos expertos.
Por último, China es el mayor tenedor de deuda pública de Estados Unidos, con más de 1 billón de dólares en bonos del Tesoro. “Vender estos no será la primera línea de defensa, porque podría provocar pérdidas a su propia cartera y turbulencias en los mercados financieros”, afirma Danske Bank.
LOS CHINOS TAMBIÉN TIENEN MUCHO QUE PERDER
Sin embargo, esta interconexión, tanto a nivel comercial como a nivel de deuda pública, demuestra que EEUU y China están condenados a entenderse. “Esperamos que China actúe con cuidado para no provocar medidas proteccionistas aún más duras por parte de EEUU y comenzar una guerra comercial que puede afectar a la economía china a gran escala”, señalan estos analistas. Sin embargo, en este juego del gato y el ratón, el peligro es que “se produzca una escalada del conflicto” de consecuencias imprevisibles.
Los expertos de RBC comentan que el impacto más adverso de esta situación puede ser “la estabilidad de la economía global, y especialmente de la china”. La economía del gigante asiático atraviesa un periodo de transición, con un crecimiento superior al 6%, pero esta 'guerra comercial' puede reducir “la confianza general en su conjunto”, lo cual es negativo.
Desde Barclays, añaden que “los efectos indirectos son los que realmente importan”. En su opinión, el proteccionismo de EEUU reducirá el efecto positivo de la rebaja de impuestos, ya que los aranceles aumentan el coste de los productos importados. Además, añaden que “la incertidumbre perjudica a las bolsas y debilita el poder de compra de las familias y la inversión empresarial”. Por ello, consideran lógica la reacción bajista de Wall Street y de las bolsas mundiales en las últimas jornadas.