Lisa Shalett, directora de inversiones (Chief Investment Officer), en Morgan Stanley Wealth Management, explica que las recientes turbulencias en el sistema bancario "aumentan las probabilidades de recesión, mayor desempleo e inflación desenfrenada. Por ello, aconseja a los inversores prepararse y "mantenerse a la defensiva".
"El estrés reciente en el sector bancario ha complicado inequívocamente la misión de la Reserva Federal (Fed) de combatir la inflación. También ha hecho que una recesión económica sea mucho más probable", argumenta esta experta. "Los inversores bursátiles estadounidenses, sin embargo, parecen estar haciendo caso omiso de tales riesgos", añade.
Tras las quiebras de bancos regionales a principios de este mes, los inversores de renta fija se apresuraron a buscar la seguridad percibida de los bonos del gobierno de EEUU, elevando sus precios. Los rendimientos de los bonos del Tesoro, que se mueven inversamente a sus precios, experimentaron caídas asombrosas cuando los operadores comenzaron a anticipar una pausa más temprana en las subidas de tipos de la Fed; el rendimiento a 2 años, por ejemplo, cayó más de 100 puntos básicos desde un máximo reciente de 5,07% a principios de este mes, en medio de preocupaciones sobre las perspectivas de la economía.
Mientras tanto, las acciones continuaron cotizando en un rango relativamente estrecho, a pesar de los riesgos obvios que el estrés bancario representa para la economía. Lo que parecía importarles a los inversores bursátiles era el potencial de un giro moderado de la Fed que podría desencadenar un nuevo mercado alcista.
"Creemos que los inversores deberían pensar en el panorama económico más amplio en lugar de centrarse en lo que podría impulsar la renta variable. La resiliencia del mercado de valores ignora los crecientes riesgos de un aterrizaje económico forzoso, debilitando la rentabilidad corporativa y la 'estanflación': cuando la inflación sigue siendo alta, la economía se desacelera y el desempleo aumenta. Aquí hay tres razones por las que este escenario parece cada vez más probable", argumenta Shalett.
CONDICIONES FINANCIERAS MÁS ESTRICTAS
En primer lugar, la CIO de Morgan Stanley WM comenta que la agitación de la industria bancaria probablemente conducirá a estándares de préstamo y condiciones financieras más estrictos.
Los bancos regionales con menos de 250.000 millones en activos representan un porcentaje significativo de los préstamos otorgados en EEUU: alrededor del 50% de todos los préstamos comerciales e industriales (C&I), el 70% de los préstamos inmobiliarios comerciales y el 38% de las hipotecas residenciales.
Si los bancos regionales en dificultades reducen el crecimiento de los préstamos C&I, en particular, el crecimiento del producto interno bruto (PIB) podría disminuir, ya que los préstamos C&I afectan directamente la viabilidad de la empresa, el empleo y, por lo tanto, el consumo. Porque cuando el crecimiento de los préstamos C&I se desacelera, el desempleo tiende a aumentar. El endurecimiento reciente de las normas crediticias sugiere que la tasa de desempleo podría aumentar en 2,5 puntos porcentuales en los próximos uno o dos años.
"Es probable que la rentabilidad general de los bancos regionales se vea presionada, lo que podría ejercer más presión sobre la economía. Los bancos podrían ver una competencia creciente por los depósitos de los clientes de bonos del Tesoro de mayor rendimiento, certificados de depósito (CD) y fondos del mercado monetario. Para retener los depósitos, es probable que los bancos necesiten aumentar las tasas de interés que pagan a los depositantes, lo que podría reducir los márgenes de ganancias de los bancos. Además, las agencias de calificación crediticia han recortado recientemente su visión del sistema bancario, lo que solo exacerba tales presiones sobre los márgenes", explica Shalett.
LA FED Y LA INFLACIÓN
En segundo lugar, esta experta señala que las preocupaciones sobre la estabilidad financiera podrían obligar a la Fed a abandonar prematuramente sus esfuerzos para combatir la inflación. Las presiones sobre los precios siguen siendo relativamente altas, con el índice de precios al consumidor (IPC) subyacente aumentando un 5,5 % interanual en febrero y la inflación de los servicios aún acelerándose. "El riesgo es que la inflación se mantenga alta por más tiempo, incluso cuando la economía se desacelera, una receta para la estanflación que probablemente haría que los consumidores sufrieran una disminución en el poder adquisitivo una vez que sus ingresos se ajustaran a la inflación", destaca.
En su opinión, si bien la agitación en el sector bancario puede presagiar una pausa antes de lo esperado por parte de la Reserva Federal, los inversores en acciones deben reconocer los crecientes riesgos para la economía en lugar de ver este posible cambio de política como una señal para comprar en el mercado. Estos riesgos no se tienen en cuenta actualmente en las estimaciones de consenso para las ganancias corporativas o las valoraciones de acciones de 2023-2024.
Su conclusión es que "el camino correcto para los inversores es prestar atención a los datos económicos, incluidos la inflación y el desempleo. Y mantenerse paciente, con una sólida exposición de cartera a rendimientos e ingresos. Nos centramos en el efectivo, los bonos de corta duración y los generadores de dividendos. Las acciones de dividendos globales podrían agregar diversificación".