Con frecuencia, se dice que la inversión a largo plazo termina siendo la más rentable. Aunque, en el escenario actual, marcado por el cortoplacismo, pocos inversores se plantean invertir a 10 años. Sin embargo, es conveniente manejar un horizonte temporal amplio para tener éxito en los mercados.
En este sentido, la firma suiza Pictet WM ha publicado su panorama global macroeconómica y de mercados hasta 2034, en el que analiza las expectativas de rentabilidad para las principales clases de activos de inversión.
En resumen, y descontando la inflación prevista, las mayores rentabilidades anualizadas en euros se pueden dar en capital privado (6,9%) y acciones chinas (6,4%).
Además, César Pérez Ruiz, director global de inversiones de Pictet WM; y Alexandre Tavazzi, estratega global de la firma, explican que "las acciones de Japón pueden proporcionar una rentabilidad anual real promedio del 5,5 %, las de la zona euro del 5,1%; y las de Estados Unidos del 3,4%". En este sentido, añaden que "las recompras de acciones y dividendos pueden suponer más de 50% dichas rentabilidades".
APUESTA POR EL CAPITAL PRIVADO
Estos expertos recuerdan que, "el capital privado ha proporcionado sistemáticamente rentabilidades superiores a la renta variable cotizada", que según sus cálculos pueden rozar el 7% real anualizado hasta 2034, superando el 4% real previsto para la renta variable global por el índice mundial MSCI AC World.
"Por su parte, los 'hedge funds' (fondos de cobertura), no correlacionados con clases de activos convencionales, ofrecen diversificación y pueden reducir la volatilidad de las carteras, especialmente en una economía global desincronizada. Su rentabilidad nominal real anual puede ser del 1,9% anual, menor que la renta variable global pero también con menor volatilidad", argumentan.
Sobre el oro, señalan que "en ausencia de una disminución significativa de las tensiones geopolíticas, especialmente entre Estados Unidos y China; y dadas las tendencias de inflación, elevada deuda pública y demanda oficial, seguirá siendo un activo estratégico atractivo".
NUEVA GUERRA FRÍA
Según el análisis de Pictet WM, "el panorama económico y geopolítico está en un punto de inflexión hacia una era de mayor regionalización y fragmentación, con implicaciones para la inflación, crecimiento y estrategias de inversión. El papel de los bancos centrales, políticas fiscales y el gasto militar son factores en juego".
En su opinión, la "creciente fricción entre EEUU y China y preocupaciones sobre la influencia del gigante asiático, la invasión de Ucrania por Rusia y la guerra entre Israel y Gaza, han debilitado la confianza en las instituciones globales y exacerbado la posibilidad de una nueva Guerra Fría".
Esto, a su vez, "está impulsando la desglobalización, caracterizada por ruptura de las cadenas de suministros, reubicación de la producción a países alternativos y un entorno de mayor proteccionismo".
REGIONALIZACIÓN Y ADOPCIÓN MASIVA DE LA IA
Así, se está produciendo una "regionalización, con empresas trasladando producción a países de Asia Sudoriental y regiones cercanas, como México para EEUU. Además, la relocalización de algunas industrias implica aumento de demanda de mano de obra en mercados laborales ajustados de EEUU y Europa".
Por otra parte, la adopción masiva de inteligencia artificial (IA), blockchain y tecnologías de energía limpia está transformando las industrias. "Se espera que la IA aumente la productividad, aunque su despliegue será desigual, con mayor divergencia entre países. Por su parte la transición energética incluye riesgos de suministro y geopolíticos, por alta concentración geográfica de minerales críticos, lo que desplazará la aten-ción de los combustibles tradicionales", explican estos expertos.
DEUDA ALTA Y CRECIENTE
En cuanto a sus previsiones económicas, prevén que el crecimiento del PIB en EEUU sea del 2,1% anual los próximos 10 años. "Su inflación puede disminuir gradualmente y promediar 2,5%, muy por encima de 1,8% de media de la década anterior. Su alta y creciente deuda, con gastos de defensa y transición energética e intereses en aumento, complica sus finanzas públicas y hay falta de consenso político sobre cómo abordarlo", señalan.
Sobre la zona euro, consideran que "enfrenta similares desafíos, para una expectativa de inflación del 2,1% anual, algo por encima del objetivo del BCE. La reducción del déficit requerirá complejas medidas, política y socialmente divisivas, con altos riesgos de implantación. Pueden aumentar los ratios de deuda, con necesidad de que el BCE actúe como amortiguador", explican.
Esto hará que "empresas y economías se enfrentan a mayores costes y una inflación estructuralmente más alta y volátil la próxima década. Además, los altos beneficios y márgenes de las empresas son objetivo obvio para los gobiernos cada vez más escasos de liquidez que se enfrentan a las crecientes cargas del bienestar y la necesidad de financiar mayor gasto en defensa y de la transición energética".
GESTIÓN ACTIVA DE LAS CARTERAS
Tras este análisis, aconsejan poner "énfasis en la gestión activa y diversificación, como carteras 60/40, que pueden producir una rentabilidad media anual del 6% los próximos diez años en el caso de activos de EEUU. Además, es muy posible que nos encontremos en punto de inflexión favorable o muy cerca para estrategias sistemáticas de renta variable de igual ponderación".
En el caso de la deuda de la zona euro, comentan que "descontando una expectativa de inflación del 2,1% anual los próximos diez años, la liquidez en euros no proporcionaría rentabilidad real; y la deuda alemana a diez años sólo ofrecería un 0,2% anualizada, pero la deuda del Tesoro de EEUU a diez años rentaría un 1,3% real anual en euros".
"Sin embargo", concluyen, "la deuda empresarial puede generar rentas decentes sin asumir riesgos sustanciales. La deuda empresarial con grado de inversión de EEUU puede generar una rentabilidad real media anual del 3,3 % en euros; y la de la zona euro un 1,6%, principalmente por cupón".