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Un hombre toma la temperatura a una niña en la frontera de Joypur, donde llegan los trabajadores migrantes en el Shramik Express. 17 May 2020, India. Abhisek Saha/Le Pictorium Agency / DPA

MADRID, 20 (EUROPA PRESS)

El subsecretario de la Sección de Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral del Vaticano, el cardenal Michael Czerny, ha lamentado que la pandemia del Covid-19 ha revelado las "inmorales estructuras sociales en el mundo" y ha "agravado las violaciones de los derechos humanos".

Así lo ha indicado este miércoles 20 de mayo durante la entrega virtual de los galardones del II Premio Padre Arrupe a los Derechos Humanos otorgados por el Instituto Universitario de Estudios sobre Migraciones de la Universidad Pontificia Comillas.

Czerny ha destacado la labor de los premiados --el Servicio Jesuita a Refugiados (SJR) y el periodista Jesús Blasco de Avellaneda-- y ha advertido de la situación de los migrantes en el mundo durante la pandemia del Coronavirus "que no solo agrava las violaciones de los derechos humanos que ya se están dando, sino que actúa como un amplificador, una lupa o una radiografía que revela las inmorales estructuras sociales presentes en el mundo".

Además, el cardenal ha desvelado una carta manuscrita del Papa Francisco en la que el Pontífice asegura que el premio Padre Arrupe "anima a abrir siempre más los ojos, los oídos y las manos a los que sufren hambre, injusticia y violencia, agravados por la pandemia COVID-19".

Así, Czerny ha insistido en que la pandemia "puede y debe abrir los ojos a aquellos que son responsables" y no se ha referido solo a "los que llevan las riendas de la economía y de la política, sino también los consumidores y los ciudadanos que, más o menos a conciencia, insisten en un estilo de vida basado en la explotación, cada vez menos sostenible, tanto de las personas como del planeta".

El director internacional del SJR, Tom Smolich, ha sido el encargado de recoger el galardón otorgado a esta organización internacional católica que ya ha cumplido 40 años y cuya misión es acompañar, servir y defender los derechos de los refugiados en un mundo.

FRANCISCO, "EL MEJOR ABOGADO DE LOS REFUGIADOS"

El jesuita se ha referido al compromiso de Francisco, "el mejor abogado de los refugiados y desplazados, quien resume de forma eficaz la acción que a todos los miembros de la Iglesia se les propone: acoger, proteger, promover e integrar".

Smolich también ha tenido un recuerdo para los cerca de 80 millones de personas se encuentran desplazadas forzosamente, según las últimas cifras de ACNUR, y para todos los laicos, jesuitas, y otros religiosos que, a lo largo de todos estos años, han estado al lado de los refugiados y desplazados.

"El trabajo del JRS expresa el compromiso de la Compañía de Jesús de apoyar a los refugiados en todo el mundo", ha aseverado Smolich, quien ha recordado que los programas del JRS siguen desarrollándose en 56 países, sirviendo a los refugiados y a otras personas desplazadas por la fuerza en zonas de conflicto y centros de detención, en fronteras remotas y en centros urbanos.

"Nuestros proyectos de reconciliación son la expresión de un estilo de trabajo que desde su fundación ha guiado al JRS en sus esfuerzos de proteger a los refugiados", ha dicho.

Por su parte, Jesús Blasco de Avellaneda ha tenido un recuerdo para el Padre Arrupe "por ser referente para las personas con vocación de servir". "Gracias por su humildad, su bondad, su sacrificio y su entrega para con los más vulnerables", ha enfatizado. También ha agradecido al IUEM por su labor, por crear este premio y acordarse de aquellas personas que dejan "de mirarse el ombligo para intentar ver a Cristo en el rostro del otro y hacer algo por él".

El director del IUEM de la Universidad Pontificia Comillas, Alberto Ares, ha reconocido que la sociedad está viviendo "una de las situaciones más complejas a nivel mundial" desde que tiene "uso de razón" y que "ante las situaciones de crisis, uno se pregunta qué ocurre con los colectivos más vulnerables, las personas enfermas, las que están solas, las que viven en gran precariedad, las privadas de libertad, las personas sin un hogar, las hacinadas en campos de refugiados o centros de detención, las que se han visto atrapadas ante el cierre de fronteras".

Ares ha avisado de que la población migrante "trabaja en los hospitales, cuida de los mayores, hace crecer las verduras y hortalizas que están en el mercado, mantiene muchos sistemas básicos de infraestructuras". "Muchas de esas personas están sosteniendo el cuidado de la humanidad, algo que parece pasar desapercibido, pero que se hace más patente en estos momentos", ha subrayado.

El director del IUEM ha instado a que las palabras de Arrupe estimulen a seguir caminando juntos. "No me resigno a que, cuando yo muera, siga el mundo como si yo no hubiera vivido", ha concluido.

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