Tanto para nada
Aylan Kurdi comenzó a ahogarse desde el 2003, mucho antes de existir, cuando Colin Powell, un general del ejército de los Estados Unidos le dijo al mundo que Abu Musab al-Zarqawi era un superterrorista y que Irak tenía vínculos con Al Qaeda y armas nucleares listas para sembrar el terror en el mundo. Nada de eso era verdad.
Aylan Kurdi no murió; Aylan Kurdi fue asesinado. Fue un asesinato muy lento, de años, aunque a un ser de su edad le tome no menos de un minuto ahogarse en un mar que se ha tragado a todos los desdichados del mundo. Aylan Kurdi comenzó a ahogarse desde el 2003, mucho antes de existir, cuando Colin Powell, un general del ejército de los Estados Unidos le dijo al mundo que Abu Musab al-Zarqawi era un superterrorista y que Irak tenía vínculos con Al Qaeda y armas nucleares listas para sembrar el terror en el mundo. Nada de eso era verdad.
Hay muchos niños como Aylan Kurdi que huyen de ese grupo armado que ha comenzado un genocidio pues mata a los chiíes que no se convierten al salafismo radical o matan a los chiíes como quien mata gansos en temporada de caza.
De la costilla de Abu Musab al-Zarqawi, muerto en el 2006, nació un ser peor: Abu Bakr al-Baghdadi, el califa del Estado Islámico y quien desde su base en Raqqa atemoriza a cientos de alauitas y chiíes. Es también quien ha borrado la frontera entre Irak y Siria, quien se ha apoderado de las armas que Occidente les proporcionada a los rebeldes sirios y cuyos soldados secuestran mujeres, las violan porque Alá se los permite (son infieles, dicen) y hasta las venden como ganado. Al-Baghdadi y el Estado Islámico es el Frankenstein creado por la invasión de Irak planeada por George Bush y el niño Aylan Kurdi comenzó a morir el día en que las tropas norteamericanas pisaron ese país. No hubiera muerto si Europa le hubiera dado la bienvenida.
Hay muchos niños como Aylan Kurdi que huyen de ese grupo armado que ha comenzado un genocidio pues mata a los chiíes que no se convierten al salafismo radical o matan a los chiíes como quien mata gansos en temporada de caza. Y ahora que es necesario invadir Siria nadie lo puede hacer porque se oponen los rusos y los chinos, y Aylan Kurdi, de tres años, que nada sabe de estos oscuros arcanos, que quizá nunca supo pronunciar Abu Bakr al-Baghdadi o Daesh, que nada entiende de odios, de creencias, de religiones, de fronteras, de sectas, de etnología, de política, de inmigración, que nada comprende de países, de culturas, de ideologías, ha terminado muerto en una playa turca, Ali Hoca Burnu.
Aylan Kurdi será enterrado en Kobane, en Siria. Su padre, Abdulá Kurdi, lo ha decidido así. Tanto para nada.
Leer también: Oliver Sacks y el certero diagnóstico de su propia muerte.