"Vuelven los bonos". Así de tajante se muestra la gestora de activos Amundi, que vislumbra una reactivación de la asignación de carteras 60/40 (con el 60% invertido en renta variable y el 40% en renta fija) a medida que los bonos recuperan sus cualidades de diversificación tras el aumento de los rendimientos en 2022 y ante los riesgos de recesión que se avecinan para 2023.
En su informe de Perspectivas Globales de Inversión para el año que viene, Amundi anticipa la vuelta de la renta fija con el foco en el crédito de alta calidad y prestando atención a las divisas en un mundo de políticas divergentes, así como a los riesgos de liquidez y al apalancamiento corporativo.
La renta variable, por su parte, debería ofrecer puntos de entrada interesantes tras ajustes de valoración en los próximos meses, con una preferencia por Estados Unidos y un sesgo hacia la calidad. "Los inversores deberían aumentar gradualmente su exposición a valores europeos y chinos, cíclicos y acciones 'deep value'", señalan en Amundi.
Otro de los activos que destacan desde la gestora, son las infraestructuras, dada su resiliencia frente a la inflación. "Aunque la deuda privada ha empezado a revalorizarse, goza de unos sólidos fundamentales en la mayoría de los casos, y el sector inmobiliario puede ser un buen diversificador".
En 2023, la gestora también inciden en que las diferencias entre mercados emergentes se intensificarán. "Los países con una inflación y unas perspectivas monetarias más benignas, como los de América Latina y EMEA, son atractivos". No obstante, subrayan que un giro de la Fed debería impulsar el atractivo de la renta variable de los países emergentes en general a finales de año.
Los temas ESG a largo plazo también serán interesantes de cara a 2023 y seguirán beneficiándose de las secuelas de la crisis del Covid-19 y la guerra de Ucrania. "Los inversores deberían ganar exposición a la transición energética y seguridad alimentaria, así como a las tendencias de deslocalización provocadas por la geopolítica. Los temas sociales recuperarán el foco, ya que el deterioro del mercado laboral y la inflación exigen una mayor atención a los factores sociales".
Con respecto a la situación económica global, Amundi espera que el crecimiento global se ralentice el próximo año hasta el 2,2%, por debajo del 3,4% de 2022, con varios países desarrollados y emergentes sufriendo un estancamiento.
En Europa, el shock energético, agravado por las presiones inflacionistas relacionadas con las secuelas de la crisis del Covid, seguirá siendo el principal freno al crecimiento. Mientras que en Estados Unidos, el agresivo endurecimiento de la Reserva Federal ha aumentado el riesgo de recesión en el segundo semestre. En el caso de China, en Amundi recortan su previsión del PIB del 5,2% al 4,5%.
"2023 será un año de dos velocidades, con muchos riesgos a los que prestar atención. Los bonos han vuelto, las valoraciones del mercado son más atractivas y un giro de la Fed en la primera parte del año debería desencadenar puntos de entrada interesantes", afirma Vincent Mortier, director de inversiones del Grupo Amundi.