El 20 de agosto era una fecha marcada en el calendario de Grecia. Este lunes el país heleno dio por finalizado el tercer programa de rescate unos ocho años después del inicio de la gran crisis financiera, un periodo marcado por los ajustes y la austeridad. A partir de ahora deberá arreglárselas sin nuevos préstamos de sus acreedores oficiales y atraer dinero exclusivamente de fuentes privadas. Y no hay que olvidar que tiene previsto celebrar elecciones en otoño de 2019.
En este tiempo, Grecia ha recibido 61.900 millones de euros de los 86.000 millones que los acreedores internacionales pusieron a su disposición en el tercer programa de asistencia financiera por parte del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE). También recibió préstamos por valor de 141.800 millones de euros del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera entre 2012 y 2015. Desde el inicio de la crisis ha recibido 260.000 millones en préstamos.
Según el ministro de Finanzas, Euclid Tsakalotos, "el 21 de agosto, Grecia estará pasando página y esto es definitivo". Sin embargo, no todo está superado. "Recuperará su independencia financiera" pero "las reformas deben seguir" para que el país heleno se convierta en una economía europea moderna. Aunque a partir de ahora "Grecia puede sostenerse por sí misma" gracias al "extraordinario esfuerzo" del pueblo griego, la buena cooperación con el actual Gobierno del país y el apoyo de los socios europeos a través de préstamos y quitas, asegura el MEDE.
Una opinión que comparten diferentes mandatarios. El comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, cree que queda mucho trabajo por hacer y que hay que "reducir la deuda pública y continuar con las reformas". Grecia es a partir de este momento "libre, en el marco común europeo, para definir su política económica", pero recuerda que "los compromisos acordados deben ser respetados".
A partir de ahora "Grecia puede sostenerse por sí misma" gracias al "extraordinario esfuerzo"
Una situación diferente a la que el país sufría hace unos años, cuando su modelo de crecimiento se basó en un auge insostenible de consumo e inversión financiado con deuda y sus déficit fiscal y de cuenta corriente causaron una megarrecesión en Grecia. La crisis fue mucho más profunda debido a un enfoque excesivo en la austeridad y el aumento de impuestos en lugar de llevar a cabo reformas estructurales a favor del crecimiento, explican los analistas de Berenberg.
Grecia ha implementado cambios que pueden resultar importantes en el largo plazo: ha reequilibrado el gran déficit fiscal y de cuenta corriente, ha reformado el mercado laboral y de pensiones, ha reducido los rendimientos de sus bonos y los gastos de pago de intereses y ha asegurado más fondos de la UE para respaldar las inversiones. Sin embargo, todavía debe poner el foco en varios asuntos.
SIGUE EN DEUDA CON SUS ACREEDORES
Aunque el país abandona el programa de rescate financiero, sigue estando en deuda con sus acreedores de la zona euro y los enormes préstamos que han otorgado. La alta deuda pública griega y privada (del 180% y 130% del PIB, respectivamente), la más alta de Europa, sigue siendo un desafío clave ante la ausencia de un crecimiento más dinámico. Además, un gran número de préstamos morosos hacen que su sistema bancario sea débil. Las tasas impositivas altas, un gran sector público y la emigración se suman a los desafíos a largo plazo de Grecia. Pero se necesita más. La corrupción continúa siendo un problema y tiene que facilitar el acceso a los mercados de productos y abolir los monopolios y oligopolios del país.
No obstante, Grecia tiene un sector que puede ayudar bastante. El turismo contribuye al 20% del PIB griego y la llegada de viajeros ha aumentado un 75% en los últimos cinco años. Una tendencia positiva que continúa en 2018. El Ministerio de Turismo estima que este año lleguen 2 millones más de visitantes, superando el récord de 2017.
Para que la luz al final del túnel se vea de verdad "Grecia no estará sola" y tanto el MEDE como la UE serán un socio a largo plazo. Pronto proporcionarán más apoyo en forma de medidas de alivio de la deuda pactadas en junio por el Eurogrupo para no tener que acudir a inversores privados hasta 2020. Además, en los próximos años recibirá significativamente más dinero de los presupuestos de la UE y los socios europeos han aceptado retrasar los pagos hasta 2033.
En los próximos años Grecia recibirá significativamente más dinero de los presupuestos de la UE
En combinación con otras medidas, esto debería mejorar la calificación crediticia de Grecia, espera Berenberg, que además señala que el país seguirá bajo una estricta vigilancia por parte de los prestamistas oficiales y recibirá beneficios que están condicionados a nuevas reformas. Esto reduce el riesgo de que las políticas griegas se desvíen demasiado, explica.
Por su parte, el Banco Central Europeo (BCE) señala que Grecia no debería seguir considerándose como un país sujeto a un programa de rescate y "los instrumentos de deuda emitidos o garantizados por la República Helénica ya no estarán sujetos a quitas específicas". Esto, después de que el organismo europeo haya decidido dejar de aplicar la exención que permitía usar los bonos griegos como garantía en sus operaciones de refinanciación a partir de este martes.
De este modo, los bancos del país heleno perderán su acceso al dinero barato del banco central mediante el uso como colateral de los bonos soberanos griegos y deberán financiarse en los mercados de capitales. Hasta ahora, Grecia había reducido su dependencia del capital extranjero, por lo que era menos vulnerable que antes a los "caprichos cambiantes" de los mercados financieros mundiales.