Einstein tenía, otra vez, razón: Las ondas gravitacionales existen
Las ondas gravitacionales han sido halladas de forma indirecta por los cerebritos del Observatorio LIGO y gracias a que la luz, que se ha convertido en nuestra regla espacial, se mueve a velocidad constante.
Eisntein acabó con la física clásica; su teoría de la relatividad espacial es una mejor interpretación que la fuerza de la gravedad de Isaac Newton.
Una onda gravitacional es una vibración del espacio-tiempo. Esto lo intuyó el gran científico Albert Einstein con puras matemáticas. La mencionó por primera vez, como quien menciona un helado, un sabor, en su Teoría de la Relatividad General.
Las ondas gravitacionales han sido halladas de forma indirecta y gracias a que la luz, que se ha convertido en nuestra regla espacial, se mueve a velocidad constante. Con la luz, los cerebritos del Observatorio LIGO (Observatorio de interferometría láser de ondas gravitacionales, por sus siglas en inglés) han medido la distante entre uno y otro objeto, y han determinado que esta no es invariable. Lo que la hace variar (casi imperceptiblemente) son las ondas gravitacionales que amplían y contraen constantemente el espacio-tiempo. Los curiosos científicos del Observatorio LIGO han anunciado hoy que han captado las ondas producidas por el choque de dos agujeros negros.
Dos agujeros negros se besaron luego de una danza de millones de años, fundiéndose en uno solo y liberando tanta energía como tres masas solares. Esta energía ha viajado por el espacio en forma de ondas gravitacionales. Esta resaca de la copula espacial se captó el 14 de setiembre por los responsables del LIGO, que tienen dos detectores idénticos separados por 3,000 kilómetros uno del otro.
El sucedo que nos ha mostrado otra vez que el universo es una caja de sorpresas aconteció hace 1,300 millones de años. Dos agujeros negros se besaron luego de una danza de millones de años, fundiéndose en uno solo y liberando tanta energía como tres masas solares. Esta energía ha viajado por el espacio en forma de ondas gravitacionales. Esta resaca de la copula espacial se captó el 14 de setiembre por los responsables del LIGO, que tienen dos detectores idénticos separados por 3,000 kilómetros uno del otro.
A diferencia de los científicos anteriores a Einstein, que describían el espacio como mero ornamento, como solo un escenario en el que se desarrollaba el teatro de la existencia, para Eisntein el espacio (el espacio-tiempo, puesto que es solo uno) es también un actor y juega un papel importante en la configuración del universo.
Eisntein imaginó el espacio-tiempo como una tela elástica gigantesca en la que los objetos en ella (las estrellas, los planetas, todo) ejercen un efecto sobre él. Una estrella, pensó, deforma en espacio-tiempo pero no en igual medida que un planeta, por tanto, el objeto que deforme más el espacio-tiempo, si se encuentra cerca de otro de menos masa, será el protagonista, en cuyo rededor danzará el menos masivo. La explicación de Eisntein se ha probado infinidad de veces y por eso es ciencia y no ciencia-ficción.
Pero ahora se ha logrado probar algo igual de maravilloso. Así como hay ondas sonoras que se transmiten por el aire, y ondas radiales que pueden llegar a los confines del universo y por supuesto ondas de luz, existen también las ondas gravitacionales. De su existencia se sospechaba hace mucho pero solo ahora se ha podido comprobar.
Einstein predijo que los objetos más masivos, que deforman con mayor fuerza el espacio tiempo, liberan energía en forma de ondas gravitacionales. Estas ondas también deforman el espacio-tiempo del mismo modo que las ondas en el agua deforman la superficie acuática. Y como las ondas, a medida que avanzan, pierden fuerza y nitidez. Y el asunto se torna más complejo por tratarse de ondas gravitacionales. La gravedad es la fuerza en el universo más débil de las cuatro conocidas: electromagnetismo, fuerza nuclear fuerte y fuerza nuclear débil. Es por eso que los científicos han tardado muchos años en encontrarlas.
Para encontrar ondas gravitacionales en el cosmos los científicos han observado agujeros negros (observar es un verbo excesivo, pero no hay otro mejor). Los agujeros negros son singularidades en el espacio-tiempo que distorsionan como ningún otro el tejido del universo y, por tanto, razonan los científicos, deben producir las ondas gravitacionales más intensas.
Eisntein acabó con la física clásica; su teoría de la relatividad espacial es una mejor interpretación que la fuerza de la gravedad de Isaac Newton. No es precisa (y nada útil en el mundo atómico), pero es sí mucho más exacta que la del genio Newton. Es un avance. Newton se subió a los hombros de grandes científicos del pasado y Eisntein se subió a los de Newton. Ya muchos han intentado subirse a los de Eisntein. Algunos han resbalado. Otros se sostienen de las mechas de este genio alemán.
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