Aunque ciertamente estos últimos años, podríamos concretar más en los últimos cinco años realmente, han traído casi de manera obligatoria un cambio de uso y costumbres en lo relativo a la contratación de prácticamente todos los productos financieros, lo cierto es que aún a fecha de hoy, y lo que por ejemplo a los préstamos se refiere, no podemos dejar de lado cierta cultura del préstamo ante los momentos de más gasto del año que se generó en la década anterior, incluyendo por supuesto las Navidades que ya se acercan.
Y es que a todos nos resulta evidentemente obvio el hecho de que al menos durante un periodo de tiempo relativamente largo, se ha recurrido a los préstamos de manera sistemática ante, ya no sólo una necesidad de financiación, sino una posible previsión de gastos en las citadas temporadas álgidas del año en lo que a gastos se refiere, concretamente el verano, con las vacaciones, y las Navidades con los gastos que lógicamente todos sabemos que puede llegar a suponer.
- ¿Si o no a los préstamos en Navidades?
Sin embargo, si en aquellos momentos de vacas gordas muchas eran las voces que prevenían ante el consumo masivo de productos de financiación de manera sistemática y tal vez no muy razonada por parte de los usuarios, en la época actual lo que antes era una recomendación ahora prácticamente se ha convertido en obligación, veamos porque.
En primer lugar tenemos que centrarnos en el modelo de préstamo o crédito que se ajusta realmente a este tipo de necesidad de financiación puntual, una financiación en la que.
En este sentido, siempre desde una perspectiva media, nos encontramos ante la necesidades de financiación bajas o medias que realmente son las que definen el tipo de producto financiero contratado, pero, además, no debemos olvidar que estamos hablando en todos los casos de préstamos al consumo, lo cual ya de manera directa puede llegar a restringir el acceso a determinadas propuestas de productos, tal vez, más ventajosos en lo que a gastos e intereses se refiere.
Situando todavía más el producto por lo general nos vamos a encontrar como decíamos con una necesidad de financiación media que camina entre los 1.500 € y los 6.000 €, que pretende desenvolverse en plazos de amortización medios y que, lógicamente, buscará intereses lo más ajustados posibles así como los menores gastos para su producto a contratar.
- ¿Qué podemos esperar del crédito en 2014?
Si hacemos caso a estas medidas veremos que productos como las tarjetas de crédito no resultan realmente excesivamente viables, es cierto, que nos van a ofrecer la posibilidad del pago fraccionado en la mayoría de ocasiones, sin embargo, tanto los altos intereses que pueden llegar a presentar como el hecho de plantarnos en el mes de enero en meses posteriores con una parte importante del disponible habitual de la tarjeta bloqueado en concepto de fraccionamiento puede llegar a ser peor remedio que la propia enfermedad.