Una de las cuestiones (evidentemente estupendas) que tiene Internet es la capacidad de modificar, procesar y reformular las más diversas ideas o acciones. Algo que probablemente pudiéramos llenar de ejemplos con tan sólo unos segundos dedicados a pensar en ello.
Cuando hablamos de un modelo de financiación colectiva como el Crowdfunding, si efectivamente lo pensamos un poco, no estamos hablando de nada nuevo, simplemente nos situamos ante una reformulación de las tradicionales donaciones que, en este caso, además, no sólo modifica el formato sino también amplía de manera obvia las posibilidades no sólo de ida sino también de retorno para quien participa en una donación.
Crowdfunding
Y es que a pesar de que en la actualidad podemos encontrar diferentes modelos de financiación colectiva englobados bajo este nombre, lo cierto es que el (renovado) origen de estas colectas es relativamente cercano en el tiempo; finales de la década pasada.
A pesar de la existencia de iniciativas de menor envergadura anteriores, en la actualidad se suele dar por bueno el momento del lanzamiento de la plataforma Kickstarter como el punto de partida del despegue del Crowdfunding. La idea era relativamente simple, pero, precisamente por su simpleza resultaba tremendamente atractiva; alguien con un proyecto o idea que desea llevar adelante y para la que no encuentra canales de financiación habituales (o si los encuentra pero no quiere utilizarlos) expone dicho proyecto o idea a los usuarios de Internet a través de plataformas como la citada, usuarios que tendrán la posibilidad de participar a través de donaciones en la financiación de dicho proyecto o idea, recibiendo a cambio, dependiendo del modelo de Crowdfunding determinadas beneficios, recompensas o menciones.
En su arranque, y tal vez por su propia característica colectiva y de búsqueda de financiación fuera del sistema bancario tradicional, este modelo de financiación se acercaba más a cuestiones como proyectos sociales o colectivos con influencia en el entorno social de un modo u otro, sin embargo, con el paso del tiempo, la apertura hacia la financiación de negocios, hacía determinados sectores como por ejemplo la cultura e incluso para proyectos transversales de envergadura internacional ha ganado mucho peso.
Me gusta no me gusta
El potencial de buscar financiación a través de este sistema es evidente; la facilidad con la que Internet permite hoy en día el acceso a los micro pagos, unido al hecho de poder permitir la participación a partir de cantidades realmente bajas, puede generar un potencial de posibilidades difícilmente obtenible en otros medios y entornos, desde la perspectiva del usuario que participa en la donación, además del mero hecho filantrópico (que lo cierto es que no estamos para mucha filantropía desafortunadamente) participan en este tipo de donaciones suele ir acompañado de determinadas recompensas, que pueden ir desde participación preferente en los proyectos, bonificaciones sobre los productos o campañas, e, incluso, participaciones sobre los beneficios económicos.
Uno de los apartados más controvertidos del crowdfunding reside curiosamente en lo que se sobreentiende que es la base de su potencial; la exposición total del proyecto al usuario de la red. Esta exposición es prácticamente, o debe serlo si busca un buen nivel de financiación, total, y, por tanto, expone un proyecto o idea aún por realizar a posibilidades obvias de copia o adaptación.
Crowdfounding y negocios
El uso de esta opción de financiación, obviamente, ha crecido en nuestro país en dirección a los pequeños negocios e ideas de negocio; es algo natural si tenemos en cuenta que la base de la financiación propone trabajar sobre aquellas cuestiones que en teoría se encuentran fuera de las posibilidades de financiación regular, algo que con un poco de cinismo (o exceso de realismo) podríamos atribuir a la inmensa mayoría de las ideas de negocio actuales en nuestro país.
Se estima en el entorno de los 10 millones de euros el volumen de dinero que el mercado de esta modalidad de financiación generó por ejemplo en 2012, sin embargo, todo apunta a que con el nacimiento de nuevas plataformas más focalizados incluso en el ámbito regional, y, con la obvia necesidad de financiación que existe en nuestro país, este año 2014 el volumen de dinero que se moverá en torno al Crowdfunding pueda duplicar o triplicar como poco esa cifra.
Las posibilidades realmente son enormes, e incluso podemos aventurar, queda mucho por explorar en este sentido. No sólo ya desde la perspectiva de la participación a través de donaciones en la puesta en marcha de ideas o negocios novedosos, algo interesante, sino desde el desarrollo de ideas, algunas anteriores incluso al nacimiento oficial del Crowdfunding, como aquella lanzada mediada la pasada década en una ex república soviética en la que el usuario podía participar a través de la compra de acciones en pequeñas o medianas compañías privadas al margen del mercado de valores.
En nuestro país las experiencias pioneras son Lanzanos y Verkami que junto a Goteo se pudieran consideras las referencias de esta financiación colectiva sin embargo cada vez surgen más plataformas y con mayor grado de especialización.