El avalista es una figura que ha sido muy común en los años anteriores a la crisis, sobre todo, en la compra de casas. Era muy habitual que el banco solicitará un avalista para que se pudiera cerrar la operación. Luego, como hemos visto en la crisis, no era precisamente una tontería eso de ser avalista y muchos han perdido sus casas o han tenido graves problemas económicos.
¿Por qué ocurre esto? ¿Qué compromisos tiene un avalista? Esta y otras preguntas son las que voy a tratar de responder en el artículo de hoy.
El contrato de aval que firma el avalista se puede resumir en que tiene la obligación de pagar por una tercera persona si éste no lo hace. Esto implica que el avalista responde con todo su patrimonio, tanto presente como futuro.
Por lo tanto, si el prestatario deja de pagar el avalista tendrá que cubrir esa deuda utilizando todo el patrimonio que tenga hasta que la deuda se acabe.
Aunque el avalista también tiene una serie de derechos, que vemos a continuación:
Derecho de excusión, división y orden: En caso de impago el acreedor debe ir primero contra el deudo y solo después contra el avalista. Por otra parte, el avalista puede elegir que bienes del deudor se pueden usar para pagar la deuda y de dividir la cuantía de la deuda en tantas partes como personas obligadas al pago existieran.
Sin embargo, Ha sido bastante común en la crisis que los contratos hipotecarios con avalista excluyeran de estos derechos. Por lo que se hace imprescindible leer todo el contrato para no caer en trampas de este tipo.
También era común establecer un aval solidario. Esto consiste en que un avalista solidario tiene la misma responsabilidad que el deudor en caso de impago, por lo que el banco puede ir contra él en vez de contra el deudor para que responda por toda la deuda.
Lo que si puede hacer el avalista, una vez haya pagado la deuda, es reclamar con el deudor al que avaló, para que le devuelva las cantidades pagadas, más intereses y una cantidad por daños y prejuicios.
A su vez existen diferentes tipos de avales y de duración.
Normalmente, el aval es parcial, no cubre toda la totalidad de la deuda sino que solo cubre una menor cantidad del total prestado. Es algo habitual en los préstamos hipotecarios.
Lógicamente se da por finalizado el aval cuando la deuda es pagada en su totalidad por el deudor y no existen más cargas económicas. Ojo, porque se puede dar el caso de muerte del avalista, pero esto no acaba con la finalización del aval sino que pasa a sus herederos, como el resto de beneficios y deudas. Luego los herederos pueden aceptar o no ésta herencia.
Como ocurre con el resto de contratos financieros, el contrato de aval no se puede modificar solo por una de las partes. Por lo tanto, para que un banco acceda a modificar el contrato se deben igual o mejorar las condiciones de la garantía del pago de la deuda. Con esto es casi seguro que no se extinga el contrato de aval hasta la finalización de la deuda.
Por lo tanto, con que hemos visto a lo largo del artículo, queda claro que ser avalista es algo muy importante y que mucha gente ha firmado sin saber bien donde se metía.