Tour de Corse, el rally maldito
|Los aficionados al mundo del rally saben que el Tour de Corse no es una prueba como las demás, ya que está rodeada de una aureola de «rally maldito»: sus endiablados tramos y sus vertiginosas corniches se han cobrado la vida de varios pilotos. Lo que veremos la semana que viene en lo que será un episodio más del ERC 2013 es solo una versión light de aquella prueba dura, exigente y peligrosa de los años 70 y 80.
El Rally de las diez mil vueltas
La isla francesa de Córcega entró de lleno en el universo de los rallyes en 1956 pero la prueba no formó parte del Campeonato Mundial hasta 1973.
En aquellos primeros años, pilotos y coches recorrían la práctica totalidad de la isla en unas jornadas maratonianas y extenuantes subiendo y bajando montañas por carreteras estrechas, toda una proeza que le valió a la prueba ser bautizada como «el rally de las diez mil vueltas».
El Tour de la Corse actual es sólo un pálido reflejo de aquellos tiempos heroicos en los que se batían el cobre pilotos de raza como Sandro Munari, Bernard Darniche o Markku Alen. Los tramos son únicamente de asfalto y se limitan a la zona norte de la isla, alrededor de la ciudad de Ajaccio.
La tragedia de Toivonen en 1986
Fue una serie de trágicos acontecimientos los que golpearon el prestigio del Tour de la Corse y le hicieron cargar para siempre con la etiqueta de «rally maldito». En 1985 el piloto italiana Attilio Bettega perdía la vida tras estrellarse con su Lancia 037 cerca de la localidad de Santa Giulia; en la siguiente edición, Henri Toivonen y su copiloto Sergio Cresto corrían la misma suerte en el tramo Corte-Taverna. Ambos morían calcinados en el interior de su Lancia Delta S4 causando una profunda conmoción en el mundo del rally.
Según los testigos, el coche del finlandés cayó por un precipicio del trazado corso, chocó contra un árbol, y el depósito de gasolina, teóricamente indestructible al haber sido fabricado en en kevlar y titanio, estalló convirtiendo el vehículo y a los dos hombres que había en el interior en una gran bola de fuego. Cuando llegaron los servicios de emergencia, alertados por algunos espectadores que habían presenciado el accidente, no había nada que hacer.
Las consecuencias de la tragedia de Toivonen fueron tremendas. Aquel accidente marcó un antes y un después en este deporte. No sólo supuso la definitiva prohibición de los coches del Grupo B en el campeonato del mundo sino que condenó al Tour de Corse a ser recordado para siempre como el rally maldito.
Fotos – Recta de Meta