Range Rover Vogue. El predecesor a los actuales SUV
|A comienzos de los años 90 del siglo anterior, los todoterreno comenzaron a dejar atrás aquella imagen de máquinas robustas y vastas. Por aquel entonces la palabra SUV todavía era un gran desconocido e incluso las variantes de todoterrenos más confortables se empleaban para arrastrar remolques de caballos y toros. Un vehículo muy concreto utilizado mayoritariamente por terratenientes con su chaqueta Barbour verde era el Range Rover Vogue. En consecuencia era habitual ver el Range Rover Vogue tanto en exhibiciones de toros como en lugares de mayor excelencia y lujo. Por áquel entonces éste vehículo con un equipamiento bastante completo rondaba el precio de los siete millones de pesetas.
Sin duda que era una buena inversión. Tras unos pocos kilómetros el dueño de un Range Rover Vogue confirmaría la soberanía de éste todoterreno. Pues con un motor de 3,9 litros V8 y 189 caballos el Range Rover se las arreglaba muy bien tanto en carretera como en terrenos irregulares. Pesa 1.892 kilogramos.
Los modelos de los años 90 si bien mantenían la forma inicial de la marca Range Rover, poco tenían que ver con sus predecesores. El confort del Vogue es aún hoy, bastante aceptable. Pues en tanto, el bastidor de travesaños, dos ejes rígidos y una amortiguación convencional de acero («conjuntada» en el eje trasero con un regulador hidráulico de altura) no se tengan en cuenta como factores decisivos para el confort.
La tracción a las cuatro ruedas también ha sido mejorada contínuamente. Aunque la combinación de diferencial de bloqueo y reductora nunca ha sido tocada. A partir de 1989 se sustituyó el bloqueo mecánico por una bloqueo «Visco» en el diferencial central y el cambio dejó de transmitir la fuerza por medio de dientes siendo sustiutuido por una cadena.
El interior de éste todoterreno de 4,45 metros se correspondía con el espíritu de aquellos tiempos. Unos plásticos que crujen y crujían en cuánto se somete el coche a las presiones de terrenos irregulares. Los pasajeros bien percibían los impactos en unos asientos recubiertos de tela (el cuero se podía obtener como equipamiento especial). No obstante, la batalla de 2,54 metros, dejaba mucho espacio libre para piernas en todos los asientos.
Un coche que no ha perdido la esencia del todocamino aún veinte años después.