La maldición del Porsche de James Dean
|«Objetos inanimados, ¿tenéis alma?»… Esta es la pregunta que podemos hacernos en cuanto al coche que llevó a la estrella americana, James Dean, a la muerte. A pesar de su mala fama (y eso que grabó un anuncio para prevenir los accidentes de tráfico), Dean participaba en carreras de coches… y ganó varias. Sin embargo, la última fue fatal, y eso que no participó en ella.
La víspera, no obtuvo el permiso para poder participar en la carrera: acababa de terminar el rodaje de lo que fue su última película, «Gigante». Su contrato, en efecto, le prohibía arriesgarse demasiado durante el tiempo que durase la filmación de la película. Podemos pensar que tenía ganas de retomar las carreras, sobre todo en un hombre que adoraba la velocidad.
¿Fueron estas prisas las que le llevaron a la muerte? ¿O quizás se trata del cansancio, no sólo por los días de rodaje, sino por las cuatro horas de conducción que llevaba a las espaldas cuando se produjo el accidente? ¿O quizás se tratara de sus problemas de visión?
A lo mejor, como última explicación, fuera el dominio imperfecto del coche, porque venía de comprarse un Porsche, que hoy en día se considera como maldito: se habla incluso de ausencia de visibilidad por el hecho de que el conductor iba sentado muy bajo.
Dean bautizó con el nombre de «Little Bastard» (pequeño bastardo) al Porsche 550 Spyder que fue modificado para alcanzar grandes velocidades en caso de competición. En resumen, un coche deportivo que seguramente no es prudente usar en ciudad.
El coche maldito
Normalmente, James Dean no debía encontrarse al volante de ese coche, el día en que tuvo el accidente: había encargado un Lotus, pero este no llegó a tiempo. Entonces, el actor se dirigió al concesionario de Porsche más cercano, en Los Angeles, y se enamoró del 550 Spyder.
Cuando atravesaba la ciudad de Cholam, en California, Dean circulaba demasiado rápido. Un estudiante al volante de un Ford le cortó la prioridad. Lanzado fuera del vehículo, el joven consiguió salvar la vida, pero Jimmy, murió en el acto. Fue entonces cuando comenzó la leyenda urbana sobre la maldición del Porsche de James Dean. Pero esto es otra historia que merece la pena que contemos otro día, pero más despacio.
Foto – Roadandtrack
Foto – Postercave