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La importancia del sistema de frenos en el automóvil

El equipo de frenado de los automóviles actuales reúne unas características constructivas que lo hace extremadamente seguro y fiable. Por lo general, el sistema de control y mando es de tipo hidráulico, si bien hay diferencias de unos modelos de coches a otros en el diseño y disposición de los circuitos de accionamiento. En los dispositivos de frenado las soluciones se limitan a dos esquemas básicos: frenos de tambor o frenos de disco.

El sistema de frenos de tambor tiene, en principio, ciertas limitaciones dimensionales, toda vez que los frenos de tambor tienen ineludiblemente que ubicarse en la propia rueda; por tanto su diámetro vendrá condicionado por el diámetro de la llanta.

Un segundo y grave inconveniente es su escasa capacidad de refrigeración; los elementos de fricción, los forros o ferodos, al estar encerrados en el tambor, tienen problemas para la disposición del calor, lo que se traduce en una mayor propensión al «fading» o pérdida de eficacia al cabo de una utilización prolongada.

Como tercero de sus inconvenientes hay que añadir la mayor complejidad de mantenimiento y montaje. Su mayor virtud es la superficie superior del elemento frenante, que origina una detención más violenta y eficaz – aunque menos progresiva – y el mantenimiento de una temperatura más apropiada: aunque se calienta con relativa facilidad, nunca llegan a enfriarse tanto que pierdan eficacia por frío, como puede ocurrir con los de disco. Al ser más violentos, exigen un menor esfuerzo sobre el pedal, pero hay mayor peligro de blocaje de las ruedas.

Respecto a los de disco, su mayor problema es la superficie de fricción, relativamente pequeña, por lo que hay que acudir a sistemas auxiliares de servo de vacío para reforzar la presión sobre el líquido obtenida por el pedal, a fin de obtener frenadas suficientemente potentes. De hecho, el servofreno no es un elemento que mejore la frenada, sino un elemento que reduce notablemente el esfuerzo a realizar sobre el pedal. Aprovechándose de la depresión creada en el colector de admisión, el circuito hidráulico refuerza el reparto de cargas mejorando la fuerza sobre el bombín de freno. Por ejemplo, si un sistema convencional exige al conductor treinta kilos de fuerza sobre el pedal del freno para que se aplique una fuerza de 100 kilos sobre el bombín, con un servofreno, para aplicar estos 100 kilos de fuerza, sólo tendremos que aplicar diez kilos de fuerza sobre el pedal.

La mayor virtud de los frenos de disco es la progresividad y eficacia de la frenada. Pueden montarse fuera de las ruedas sobre cualquier semieje, lo que proporciona muchas posibilidades a los fabricantes. Se refrigeran con mucha eficacia, pero al ir el disco casi sin protección se erosiona con facilidad y es muy sensible al polvo y la humedad.