La crisis golpea fuerte el mundo del rally
Los temores de la afición se convierten en realidad y estas semanas han podido comprobar cómo la crisis golpea fuerte al mundo del rally con la cancelación de pruebas tan emblemáticas como el Príncipe de Asturias o, fuera de nuestras fronteras, el Rally de San Marino. El siguiente podría ser el Rías Baixas. ¿Qué está pasando?
Es fácil adivinarlo: los organizadores se encuentran cada vez con más dificultades para conseguir financiación. Disminuyen los patrocinadores, los recursos escasean y en cambio las exigencias de las federaciones y los grandes campeonatos internacionales no dejan de aumentar. Por suerte, hay una cosa que se mantiene intacta: la fidelidad de la afición.
En los años 90 se salvó una situación similar cambiando el formato maratoniano de los rallyes de varios días (auténticas pruebas de resistencia física y psíquica para pilotos y equipos) por la fórmula del rallysprint. Ahora parece que ni siquiera hay margen para una maniobra similar, por eso asistimos a un efecto dominó de cancelación de pruebas.
El ERC y el Nacional de Asfalto, grandes perjudicados
La baja del Rally de San Marino deja cojo y mancha la primera temporada del nuevo campeonato europeo que nació hace unos meses de la fusión entre el ERC y el IRC.
Peor es la situación del Campeonato de España de Rallyes de Asfalto. Antes de empezar el año se caía del calendario la prueba que tradicionalmente abría la temporada, el Rally de Villajoyosa, por problemas de patrocinio. Una cntrariedad pero nada que impidiera el normal desarrollo del campeonato.
Las cosas se pusieron más feas hace unas semanas cuando se confirmaba la cancelación del Rally Príncipe de Asturias, una prueba mítica que este año debería haber cumplido su 50º aniversario. No habrá bodas de oro: de nuevo problemas económicos, los mismos que amenazan ahora al Rally Rías Baixas, después de saberse que el Concello de Vigo reduce su ayuda económica a la mitad.
Demasiados golpes para una afición que ya ha aprendido a sufrir pero que también se merece alguna alegría.
Fotos – drally
