El circuito de Nürburgring, bajo sospecha
|Casi todos los grandes fabricantes suelen usar la pista del circuito alemán de Nürburgring Nordschleife para poner a prueba las prestaciones de sus nuevos modelos. Han sido tantos y tan fantásticos coches los que han pasado sus exámenes allí que el récord de vuelta rápida ha sido rebajado en casi un minuto en la última década. Sin embargo, ahora se cierne la sombra de la sospecha sobre los tiempos registrados en el legendario «infierno verde».
Y es que aunque todo el mundo ya lo imaginaba, hace poco se ha confirmado que no existe ninguna clase de control o supervisión por parte del circuito sobre los registros conseguidos allí. Es decir, son las propias marcas las que alquilan el circuito, realizan las pruebas siguiendo sus propios criterios y después dan publicidad a los resultados, obviamente barriendo para casa. La organización del circuito se limita a hacer caja y mirar hacia otro lado.
Cuando el Lamborghini Huracán Performante completó hace unos meses una vuelta al trazado alemán en 6 minutos y 52 segundos, mejorando en cinco segundos el anterior récord en manos del Porsche 918 Spyder, el asunto empezó a oler a chamusquina. El modelo alemán es claramente más ligero y potente, ¿cómo era posible que fuera superado por el Lambo?
No, no hay ningún fraude (todo se hace a puertas abiertas y se graban numerosos vídeos de cada detalle del test), pero tampoco existe el más mínimo rigor en estas pruebas. El problema es que cada marca establece sus propias reglas (se incluye o no la jaula antivuelco, eligen el tipo de neumático a su gusto, incorporan alerones y difusores diferentes, etc.) lo cual hace imposible realizar una comparativa seria entre modelos. Ahora que se ha sabido esto, la credibilidad y el prestigio de Nürburgring ha quedado en entredicho.
A raíz de esta polémica, James Glickenhaus ha propuesto un sistema para garantizar la veracidad de los récord de vuelta registrados en Nürburgring: la creación de un campeonato en el que el piloto tiene que ser el propietario el coche, que tiene que estar matriculado y ser legal para conducir en la vía pública, dar una vuelta al circuito con un juego de neumáticos homologados para calle, sin trampa ni cartón. Se perdería algo de glamour, pero se ganaría en fiabilidad.
Fotos – circuitodenurburgring.com