El cinturón de seguridad en el coche
|Estadísticamente, está comprobado que en caso de accidente, no llevar el cinturón de seguridad abrochado es el tercer factor de mortalidad, después de la velocidad y la ingesta de alcohol al volante. Las víctimas mortales que no llevaban el cinturón son dos veces más elevadas en número que las que sí lo llevaban abrochado.
A título indicativo, se cuentan cerca de 2500 muertes relacionadas con la falta de cinturón de seguridad en el año 2002, mientras que un estudio demuestra que su uso, en un 100 % habría reducido en un 40% la tasa de mortalidad, o lo que es lo mismo, 1000 fallecimientos menos.
De esta forma, el uso del cinturón de seguridad debe ser escrupulosamente respetado, conforme a las leyes en vigor, y dejar de lado ciertas ideas preconcebidas que intentas probar lo contrario.
Un desplazamiento a débil velocidad o en corta distancia no excluye la gravedad del accidente. En efecto, un coche a 50 km/h contra un muro engendra una fuerza de proyección del orden de dos toneladas, equivalente a una caída desde un cuarto piso de un inmueble, o a una caída libre de 10 metros de altura.
De hecho, los músculos de los brazos humanos sólo resisten de media un empuje de 25 kg, para una persona de 75 kg, de ahí la imposibilidad de agarrarse sin un dispositivo de bloqueo como el cinturón, que está concebido para resistir una fuerza de dos toneladas y media.
A título de utilización, sabemos que la población de la ciudad y de las aglomeraciones representa el 35% de las personas fallecidas en accidentes de circulación. Por lo tanto conviene saber que una persona que viaja en al parte de atrás del vehículo corre los mismos riesgos que el que está sentado delante, con el riesgo de ser propulsado, por una fuerza del mismo orden, contra el respaldo del asiento delantero o de su ocupante.
Un error que se debe evitar es el desconocer la utilidad de llevar puesto el cinturón cuando se está en presencia de otros dispositivos de seguridad. De forma más precisa, estas últimas deben tenerse en cuenta como protecciones suplementarias contra los choques violentos. Nos referimos, por ejemplo, a los airbags, cuya función es la de impedir cualquier contacto de la cabeza con el volante en el caso del conductor, o con el panel de mandos, para el resto de pasajeros.