Cosas que no sabías de Rolls Royce
Su nombre es sinónimo de lujo y calidad. Poseer un Rolls Royce ha sido y todavía es una señal de poder económico además de cierta posición social. Sin embargo, los orígenes de esta marca de coches son bastante humildes y su historia está llena de curiosidades que probablemente no sepas y tal vez nunca hubieras imaginado.
La historia empieza en el año 1906 cuando el aristócrata inglés y aficionado al motor Charles Rolls se asocia con un brillante ingeniero llamado Henry Royce. De sus apellidos nace el mítico logotipo de la marca, la doble R que estuvo pintada de rojo hasta el fallecimiento de Royce en 1933, que pasaron a ser negras en señal de luto.
Curiosamente, el objetivo de Rolls y Royce era crear un vehículo a motor capaz de desbancar al tren y al caballo y, sobre todo, asequible a todo el mundo. Tal vez por eso el líder comunista soviético Lenin llegó a poseer nueve de estos vehículos.
La famosa estatua plateada que corona el capó fue diseñada por un famoso artista que, después de probar uno de los coches de la marca, decidió que sólo el espíritu alado del Éxtasis podía expresar lo que se sentía al conducirlo. En los coches oficiales de grandes dignatarios, la diosa aparece en posición de genuflexión, como muestra de respeto a su ilustre pasajero.
Sí, todo ha cambiado mucho desde aquellos días, excepto una cosa: todos los coches de la marca Rolls Royce siguen fabricándose a mano en un proceso artesanal y minucioso. Los operarios inscriben sus nombres en las piezas que fabrican y montan para, en caso de avería, sea el mismo artesano quien se haga cargo de la reparación. Se trata de un trabajo admirable y digno del mayor reconocimiento. De hecho se estima que 6 de cada 10 Rolls Royce que se han fabricado a lo largo de la historia siguen funcionando hoy en día.
Fotos – bolride.com
