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Carreteras en ruinas: El temporal multiplica los baches y el riesgo de accidente

Las lluvias incesantes de las últimas semanas han dejado un rastro preocupante en las carreteras y autovías de toda España. La combinación de meteorología extrema y falta de mantenimiento preventivo ha acelerado la aparición de baches, grietas y socavones, poniendo en riesgo la seguridad de miles de conductores que utilizan a diario la red viaria del país.

Las zonas más afectadas son, principalmente, el carril derecho de las autovías y autopistas, donde circulan con mayor frecuencia vehículos pesados, como camiones y autobuses. Estos vehículos, junto con el agua acumulada por las lluvias, contribuyen a desgastar de manera acelerada el asfalto. El resultado es un firme en mal estado que multiplica los riesgos de circulación, especialmente en trayectos de alta velocidad.

Según fuentes del sector, los baches no solo dañan los vehículos, sino que también suponen un peligro real de accidente. Los reventones de neumáticos son una de las principales consecuencias. Tal y como alertan varios distribuidores especializados, circular por carreteras en mal estado puede aumentar hasta un 17% el riesgo de sufrir daños graves en las ruedas, que comprometen la seguridad del vehículo. En el peor de los casos, un neumático puede explotar al pasar por un socavón, provocando una pérdida de control repentina.

Un ejemplo reciente lo ha vivido uno de los miembros del equipo de Carwow, que sufrió un reventón de neumático al no detectar un bache inundado en la A-1, sentido Madrid-Burgos. Por fortuna, logró controlar el coche y evitar un accidente mayor. Sin embargo, el incidente sirve de advertencia para otros conductores que podrían no tener la misma suerte, especialmente en condiciones de baja visibilidad o en plena noche.

Las autoridades locales y regionales han comenzado a reaccionar ante la magnitud del problema. En muchas comunidades autónomas, los operarios están acometiendo reparaciones de emergencia en los tramos más deteriorados, sobre todo en las carreteras de alta densidad de tráfico. Estos trabajos se están financiando, en parte, con fondos de contingencia, ya que muchas de las actuaciones no estaban previstas en los presupuestos habituales de mantenimiento.

Sin embargo, la falta de una planificación a largo plazo hace que estas intervenciones sean, en muchos casos, soluciones temporales. Se actúa de forma reactiva, tapando los baches más peligrosos en lugar de realizar un reasfaltado integral que garantice la durabilidad de la carretera. Esto, sumado a la previsión de nuevas borrascas, mantiene la preocupación entre conductores y expertos en seguridad vial.

Los riesgos no se limitan solo a los conductores de coches. Los motoristas, al enfrentarse a un socavón camuflado bajo un charco, pueden perder el control del vehículo de forma instantánea, con consecuencias aún más graves. Por ello, tanto las asociaciones de motociclistas como los clubes automovilísticos reclaman más inversión en el mantenimiento preventivo de las vías y campañas de concienciación que insten a extremar las precauciones en condiciones adversas.

Los charcos no son solo un peligro por el aquaplaning: también ocultan el estado real del firme, dificultando la reacción del conductor. A velocidades elevadas, el impacto contra un socavón puede causar daños en la suspensión, llantas e incluso en la dirección del vehículo. Y lo que es peor, un incidente de este tipo en carretera rápida puede desencadenar un accidente de tráfico con consecuencias graves.

Mientras tanto, los talleres y distribuidores de neumáticos ya han notado un repunte en las visitas por daños causados por baches. En muchas ocasiones, los costes de reparación son asumidos por el propio conductor, a menos que pueda demostrar el mal estado de la vía y reclamar al organismo competente, algo que en la práctica es complicado y suele generar procesos administrativos largos y tediosos.

En resumen, el mal estado de las carreteras tras las lluvias vuelve a poner de manifiesto la necesidad urgente de mejorar la inversión en mantenimiento de infraestructuras y de reforzar la seguridad vial en España, especialmente en un contexto de fenómenos meteorológicos cada vez más extremos.

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