Baréin, a pesar de todo Fórmula 1
La situación en Baréin, sede del Gran Premio de Fórmula 1 que se disputará a partir de mañana viernes, no es la más idónea para acoger un evento de este tipo. Inmersa en continúas revueltas y con una población que en su mayoría está en contra de su celebración. Sin embargo los intereses económicos de Bernnie Ecclestone pesan más que las penurias de un pueblo que comenzó en febrero del 2011 una rebelión pidiendo mayor libertad política y respeto por los derechos humanos, siguiendo el ejemplo de varios países árabes como Túnez o Egipto en la llamada Primavera árabe.
No soy un experto en política. Sin embargo opino que la situación en el archipiélago situado en el Golfo Pérsico no es la más adecuada para organizar un evento de este tipo. Las protestas no cesan ante la falta de reformas por parte de la familia Al Khalifa y las bombas continúan estallando cerca del circuito Sakhir. Sin que la seguridad esté garantizada para los equipos participantes en la carrera. La temporada pasada dos miembros del equipo Force India fueron atacados, aunque afortunadamente no resultaron heridos, lo que demuestra que la situación no es la más adecuada para celebrar el Gran Premio.
La situación del país árabe es muy complicada. Además de la falta de libertad, democracia y escaso respeto por los derechos humanos, en Baréin subyace un enfrentamiento entre sunitas y chiítas, dos ramas del Islam. A grandes rasgos este enfrentamiento se debe a que la minoría sunita ostenta el poder sobre la mayoría chiíta, que se queja de discriminación en el ámbito laboral, sobre todo en los empleos públicos, y en lo que respecta a los servicios. Todo ello ha creado una situación a la que por ahora no se le ve salida. El rey Hamad Al Khalifa cuenta además con el apoyo de la vecina Arabia Saudí, lo que le otorga mucha capacidad represora hacia la oposición a su régimen.
La seguridad de los integrantes de los equipo es una de las razones más poderosas para que la carrera no se llegara a celebrar. Tampoco veo muy adecuado celebrar este evento en un país donde las libertades y el respeto por los derechos humanos es prácticamente inexistente. Muchos diréis que la Fórmula 1 también visita otros países que non son ejemplo precisamente de democracia y libertad, lo cual es cierto. Para mi también es cuestionable la celebración de Grandes Premios en esos países pero el dinero manda, y en la Fórmula 1 más, por lo que pedirle a sus dirigentes algo de sensibilidad respecto a estos temas es predicar en el desierto. Sin embargo el tema de Baréin es mucho más grave ya que se están produciendo revueltas actualmente y, además, se está poniendo en peligro la integridad de los componentes de los distintos equipos siendo plenamente conscientes de ello.
Bernnie Ecclestone ha decidido “tirar palante” con la celebración del Gran Premio de Baréin a pesar de todo. Le importan tres pitos lo que está sufriendo el pueblo de Baréin o la seguridad de los equipos, sus intereses priman más. Un poco de sensibilidad en estos casos no le vendría mal a los dirigentes de la Fórmula 1, un negocio que nació como un deporte y que entre sus valores no figuran lo que está ocurriendo en Baréin. Esperemos que no ocurra ninguna desgracia.
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