El enemigo en casa
|Tengo que reconocer que Sebastian Vettel me ha decepcionado. Un campeón como él, recordar que es tricampeón de la Fórmula 1 al vencer en las tres últimas temporadas, no puede caer tan bajo como para ganar una carrera cuando desde su equipo le habían ordenado no pelear contra su compañero de escudería.
Sin embargo Sebastian Vettel se pasó por el forro de su pantalones dicha orden y atacó a Mark Webber a pocas vueltas del final poniendo en peligro la carrera de ambos, y cuando el australiano había bajado el ritmo esperando que su compañero de equipo respetara las órdenes dadas.
Después del Gran Premio el piloto alemán se ha disculpado: «Me equivoqué. Me encantaría tener una buena excusa para lo que hice, pero no es así. Puedo entender la frustración de Mark y que el equipo no esté contento con lo que hice. Les debo una explicación, a él y a todo el equipo.”. Añadiendo a continuación: “Me impuse a una decisión del equipo, y eso estuvo mal. No quería hacerlo y me disculpo. No estoy contento de haber ganado, cometí un error y, si pudiera volver atrás, lo haría».
No le doy demasiado valor a estas disculpas. Sebastian Vettel era completamente consciente de lo que hacía. Las órdenes eran claras y no cabe error posible sobre ellas, de hecho Vettel reconoce que conocía las órdenes pero que hizo lo que le dio la gana. Quizás para algunos ese comportamiento responde a una personalidad ganadora y luchadora. Pero para mí más bien se trata de una personalidad egoísta, temeraria y nada deportiva, a la que sólo le importa ganar al precio que sea. Algo que últimamente se está poniendo desgraciadamente de moda.
Comprendo que a nadie le entusiasme tener que aguantarse las ganas de luchar por el triunfo o por un puesto mejor. Sin embargo los pilotos, aunque sean el centro del circo de la Fórmula 1, deben someterse a la disciplina del equipo del que son uno más de sus miembros, aunque algunos se crean que son seres superiores que están por encima del bien y del mal.
La relación entre Mark Webber y Sebastian Vettel nunca fue demasiado buena. Los piques y encontronazos entre ambos son del dominio público. Basta recordar lo acontecido en el Gran Premio de Turquía de 2010 cuando Vettel también trató de superar a Webber marchando ambos segundo y primero respectivamente. Las consecuencias fueron que Vettel quedó fuera de la carrera y Webber acabó en tercera posición tras un toque entre ambos. Después de lo acontecido en Sepang en el día de hoy las cosas empeorarán, lo que no es nada positivo para el equipo Red Bull. Tener a dos pilotos totalmente enfrentados en el mismo garaje sólo les puede traer problemas, beneficios ninguno.
La negligente forma de actuar de Vettel contrasta con el comportamiento de Nico Rosberg en este mismo Gran Premio. El alemán se comió las ganas de intentar adelantar a su compañero de equipo en Mercedes, Lewis Hamilton, cuando parecía tener un ritmo superior al del inglés. Sin embargo el equipo alemán no quiso arriesgar más de la cuenta y después de un par de adelantamientos entre ambos pilotos optaron por dar la orden de que se acabara la disputa entre ambos, lo que Rosberg acató.