Bolsamania

El problema de los faros opacos (y su solución)

Con el tiempo, en casi todos los coches nos encontramos con el problema de los faros opacos o amarillos. El material plástico que los fabricantes utilizan para la protección de los faros es muy resistente, transparente y difícil de rayar. Sin embargo, es especialmente vulnerable al solo y a la oxidación, que acaban degradándolo.

Que nadie piense que se trata de una simple cuestión estética. Aquí entra en juego el tema de la seguridad. Ese desgaste se convierte en un obstáculo para la correcta difusión de las luces delanteras. Las consecuencias son estas: el conductor tiene menor visibilidad y, al mismo tiempo, los faros emiten una luz más difusa y apagada que lo hacen menos visible al resto de conductores.

Esto es especialmente peligroso en condiciones de visibilidad reducida, cuando se conduce de noche, en la niebla o bajo la lluvia, por ejemplo.

La solución: pulir los faros

Por suerte existen eficaces productos a la venta para pulir los faros opacos y retirar esa molesta y fea capa amarillenta. Hay también soluciones caseras que podemos intentar si disponemos de tiempo y de ganas suficientes. Solamente hay que asegurarse de tener en casa agua, jabón, papel de lija y pulimento.

Los pasos a seguir son los siguientes:

  1. Limpiar bien los faros con agua y jabón para eliminar impurezas sobre su superficie.
  2. Lijar la superficie, usando preferiblemente hojas de grano fino y solamente recurriendo a las de granos más gruesos si es necesario. Después de acabar con esta tarea, volvemos a limpiar con agua y secamos bien la superficie de los faros con un trapo seco.
  3. Aplicar el pulimento, que hay que extender con mucho cuidado y de forma homogénea sobre la superficie del faro.

Una vez finalizado el proceso, opcionalmente se puede aplicar una capa de barniz o sellado protector. Eso protegerá nuestros faros recién pulidos de desgaste.

Fotos – DW