Las economías mundiales se enfrentan a un entorno macroeconómico complejo. La guerra de Ucrania, la crisis energética, la elevada inflación y el endurecimiento monetario llevado a cabo por los bancos centrales hace pensar a los analistas en una recesión.
En este contexto marcado por la incertidumbre, los expertos de Nordea AM creen que los inversores están más preocupados por gestionar el riesgo que por posicionarse para el futuro, a pesar de que “los pronósticos de la inflación ya arrojan cierta claridad sobre cómo se va a desarrollar en Estados Unidos y Europa”.
En EEUU, la demanda de consumo en los hogares con mayor poder adquisitivo “se estabilizará antes de enfriarse”, según Sebastien Galy, responsable de estrategia macroeconómica de Nordea AM. Aunque considera que el crecimiento de la economía estadounidense podría ralentizarse “aún más” porque los demócratas han perdido el control de la Cámara de Representantes en favor de los republicanos, que tendrán “mayor prudencia fiscal”.
En el caso de Europa, es más complicado definir cómo evolucionará la economía, ya que en gran medida vendrá marcada por el embargo o no del gas natural ruso. “Además de ser complicado también anticipar qué panorama le espera al consumidor dado el shock inflacionario actual”, subraya Galy.
¿QUÉ RETOS NOS ESPERAN?
El futuro de los mercados y la economía vendrán definidos por el tiempo, pero los analistas de Nordea AM destacan que ya se pueden distinguir algunos de los retos que se avecinan.
“El coste de hacer frente al desequilibrio entre la oferta y la demanda está aumentando los niveles de deuda pública en muchos países, que se esfuerzan por proteger a los hogares de los precios desorbitados de la energía”, indica Galy, que también apunta a que algunos como Italia y Grecia no pueden afrontar niveles de deuda tan elevados durante mucho tiempo.
Asimismo, apuesta a que “es probable que las inversiones en contenedores marítimos, producción de petróleo y gas o microchips sean moderadas a medida que la economía mundial se ralentiza”. Mientras que el eventual repunte económico de China puede ser transitorio debido su crisis inmobiliaria. “Cuando la demanda se recupere con más fuerza a finales de 2024, es probable que se infle porque la oferta no sigue el ritmo”.
En el caso de la transición energética hacia las cero emisiones, asevera que se ralentizará en los países con malos balances y en los que buscan soluciones energéticas para mitigar el impacto de la guerra entre Rusia y Ucrania.
¿Y CUÁNDO LA INFLACIÓN ALCANCE SU TECHO?
Una vez que la inflación haya alcanzado su pico máximo y la economía se vaya enfriando, desde Nordea AM indican que deberían surgir nuevas tendencias.
La Reserva Federal (Fed) y del Banco Central Europeo (BCE) irán relajando su endurecimiento monetario, por lo que en esta fase “la asignación de activos suele mostrar un repunte de la renta variable y la renta fija cuando los indicadores adelantados empiezan a repuntar. La espiral de adopción de riesgos empezará con la renta fija soberana, seguida por el crédito y quizás con un retraso en la renta variable (el crédito minimiza la probabilidad de una profunda recesión)”, apunta Galy.
Aquí, “el reto será encontrar el punto mínimo del mercado en las próximas semanas y seguirlo de cerca hasta que cambie el sentimiento del mercado. Esto puede traducirse en posicionamientos bajistas, ventas de acciones, salidas de crédito, reducción forzada del riesgo, valoraciones baratas, cambios en la reacción de los activos financieros a las noticias, así como en incoherencias y desajustes entre las clases de activos”.
Pero no será suficiente con identificar las debilidades del mercado, que necesitará tiempo para que la combinación de crecimiento e inflación mejore lo suficiente, algo que sucede semana a semana.
“Actualmente, las oportunidades se centran en los bonos cubiertos y en la renta variable de valor o de calidad. Sin embargo, en el primer o segundo trimestre de 2023, podrían expandirse a pasos agigantados hacia la renta fija, el crédito (mercados desarrollados, ESG selectivo/mercados emergentes) y la renta variable (por ejemplo, ESG). En general, la renta variable tiene hoy una valoración atractiva, especialmente en Europa y los mercados emergentes”, concluye Galy.