¿Qué espera Lazard de la economía y los mercados en el segundo semestre de 2024?

Bancos centrales, elecciones, geopolítica... son factores a tener en cuenta

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Bajadas de tipos, menor crecimiento, elecciones en EEUU, riesgos geopolíticos, China, Japón… son muchos los desafíos que tanto la economía como el mercado tienen por delante en la segunda mitad del año. ¿Qué espera Lazard?

"En el informe de perspectivas para 2024 publicado en noviembre, hice varias predicciones sobre el estado de la economía mundial. Entre ellas, que las subidas de tipos pasarían a recortes en Estados Unidos, donde la Reserva Federal (Fed) lograría un 'aterrizaje suave'; que la zona euro y el Reino Unido se tambalearían al borde de la recesión antes de ver mejorar el crecimiento; y que Japón abandonaría el control de la curva de rendimientos y los tipos de interés negativos”, rememora Ronald Temple, estratega jefe de mercados de la gestora.

En cuanto al entorno geopolítico, anticipó que la guerra de Ucrania se prolongaría "mientras las tensiones de Occidente con China siguen siendo elevadas, y que las elecciones estadounidenses se convertirían en un punto de atención para los inversores dados sus posibles efectos sobre la trayectoria geopolítica".

PERSPECTIVAS POR REGIONES

EEUU: desinflación, mercado laboral, política de la Fed y elecciones de noviembre son los factores a vigilar. Con todo, para el experto las perspectivas económicas son positivas, pero el índice S&P 500 ponderado por capitalización parece "plenamente valorado".

Respecto a la inflación, prevé que se desacelere a medida que avance 2024, con la tasa intermensual subyacente del gasto en consumo personal (PCE) cayendo por debajo del 2,5% a finales de año y que la rigidez del mercado laboral estadounidense irá disminuyendo.

Por todo ello, estima que el banco central estadounidense comenzará a relajar su política en la reunión de septiembre y que aplicará dos o tres recortes de tipos de 25 puntos básicos de aquí a finales de año.

En cuanto a la situación política del país, indica que "si finalmente Trump logra un segundo mandato, las políticas que ha prometido en materia de aranceles, impuestos y desregulación podrían afectar significativamente a la economía y los mercados".

CHINA: en vista de que no hay una solución rápida para los problemas inmobiliarios del gigante asiático, es probable que la economía en general mejore a finales de año a medida que la inversión inmobiliaria toque fondo.

"La bolsa china ha repuntado con fuerza en lo que va de año y podría seguir subiendo, pero es probable que las ganancias más fáciles hayan quedado atrás", sostiene Temple.

En este sentido, cree que la atención debe centrarse en tres aspectos. Primero, los precios de la vivienda, para los que el experto no espera subidas, aunque sí que la confianza de los consumidores mejore una vez que los precios toquen fondo en los próximos 12 meses.

El segundo punto de interés es el estímulo gubernamental, que "no parece que vaya a incluir grandes anuncios de estímulo de la demanda, aunque cualquier sorpresa sería recibida positivamente por los mercados", añade.

Y, por último, las fricciones comerciales, ya que la economía china dependerá más de las exportaciones para impulsar el crecimiento, lo que aumentará las tensiones comerciales con Occidente.

ZONA EURO: en el Viejo Continente es probable que el crecimiento se acelere desde el estancamiento secuencial de 2023 a medida que disminuye la inflación, el Banco Central Europeo (BCE) relaja la política monetaria y aumentan los salarios reales.

Y es que el analista proyecta que, posiblemente la inflación seguirá desacelerándose, pero los servicios serán el centro de atención para garantizar que esta presión de precios más rígida no se consolide.

"El BCE podría aplicar hasta 100 puntos básicos de recorte total de tipos a finales de año, con otros 100 puntos básicos en 2025, suponiendo que se cumplan mis expectativas en materia de salarios e inflación. Los aumentos de los salarios reales deberían persistir, pero es previsible que deban moderarse para que el BCE pueda seguir relajando su política", comenta Temple.

JAPÓN: el país nipón parece encontrarse en las primeras fases de un proceso de normalización de la inflación que debería provocar "cambios en el comportamiento de compra de los consumidores y en las decisiones de asignación de activos de los hogares", asevera el estratega.

Desde el punto de vista empresarial, las compañías están gestionando sus balances de forma más eficaz, lo que tendría que traducirse en una mayor rentabilidad y un mayor crecimiento a medida que el capital se destina a usos más productivos.

"Los salarios más altos deberían aumentar la presión sobre las empresas para que inviertan en aumentar la productividad, acelerando el crecimiento económico", dice. Por otro lado, es probable que el Banco de Japón (BoJ) suba los tipos mínimamente hasta finales de año, arriesgándose a que el yen se debilite aún más, “para evitar arrebatar la derrota de las fauces de la victoria en la lucha contra la deflación y la baja inflación", afirma.

GEOPOLÍTICA: la probabilidad de que el conflicto entre Israel y Hamás se extienda y agrave de forma significativa, sumiendo a Irán en hostilidades formales, sigue siendo elevada.

No obstante, el riesgo geopolítico de mayor consecuencia es un enfrentamiento entre China y EEUU. "Las escaramuzas en el Mar de China Meridional entre China y Filipinas parecen ser la fuente más probable de un posible conflicto a corto plazo. Vemos baja la probabilidad de un conflicto a corto plazo en torno a Taiwán, pero debemos permanecer vigilantes y conscientes de que el nivel de tensión es alto", explica Temple.

CONSECUENCIAS PARA EL MERCADO

Estas previsiones macro tendrán un impacto directo en el mercado en medio de un escenario en el que, para el analista de Lazard, el BCE bajará los tipos en 100 puntos básicos para finales de año; la Fed iniciará el ciclo de relajación en la reunión del FOMC de septiembre, recortando los tipos entre 50 y 75 puntos básicos en 2024; y las subidas de tipos adicionales del BoJ se limitarán probablemente a 10-20 puntos básicos.

De cara a 2025, es probable que aumenten las expectativas de recortes de tipos, y que los inversores se decanten por un tipo terminal en el ciclo de relajación de en torno al 2%- 2,5% en la zona euro y ~3,5%-4,0% en EEUU. "Estas expectativas se traducen en un escaso o nulo descenso de los rendimientos del Tesoro estadounidense a 10 años, lo que significa que las valoraciones de la renta variable estadounidense probablemente tengan un recorrido al alza limitado desde los actuales niveles históricamente elevados", señala Temple.

En el caso del S&P 500 considera que puede seguir liderado por los valores tecnológicos, pero no en la medida de los últimos años. Y es que, la única forma de que las empresas tecnológicas de gran capitalización sigan generando un crecimiento de los beneficios superior al del mercado es que sus clientes obtengan un rendimiento de la inversión al comprar sus bienes y servicios.

"Los directores generales y los directores financieros de las grandes empresas no seguirán invirtiendo en IA si no hay pruebas de que la inversión está dando sus frutos", valora el experto.

Asimismo, confía en ver una ampliación del repunte del mercado de renta variable impulsado por un mejor crecimiento de los beneficios fuera del sector tecnológico. Sin embargo, "es probable que la diferencia entre los líderes tecnológicos y el resto del mercado se reduzca, o incluso se invierta, a medida que los inversores se den cuenta de que el resto del mercado se ha estancado en gran medida durante más de dos años y ahora ofrece un potencial de rentabilidad más atractivo", agrega.

En definitiva, para Temple, el mejor enfoque para asignar capital a activos de riesgo es identificar los que están menos correlacionados con las partes más caras del mercado mundial de renta variable, por ejemplo, los líderes tecnológicos y de IA, y, en su lugar, invertir en áreas del mercado "que tienen más alzas no reconocidas de cara al futuro", entre las que se incluyen los mercados emergentes, Japón, las acciones de pequeña capitalización y las relacionadas con las infraestructuras.

"Otra opción es considerar los bonos convertibles, que ofrecen un suelo de renta fija (suponiendo que se haya realizado el análisis crediticio adecuado) al tiempo que ofrecen una participación alcista en la renta variable a través de la opción de compra incorporada", concluye.

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