¿Se convertirá la crisis política en Francia en una crisis financiera europea tras las elecciones? Es la pregunta que se hacen inversores y gestores de activos, después de la incertidumbre creada por el adelanto electoral tras las elecciones europeas.
Benjamin Melman, director de Inversiones (CIO) de Edmond de Rothschild AM, afirma que "hemos reducido los riesgos. Primero en la renta variable europea, tras el anuncio de las elecciones anticipadas, y después en la renta variable estadounidense para recoger algunos beneficios y volver a una exposición neutra a los activos de riesgo".
En su opinión, "la relativa fortaleza del entorno económico y la continuación del proceso de desinflación -aunque es cierto que un poco caótico- deberían permitir a los activos de riesgo obtener rentabilidades decentes".
No obstante, Melman matiza que esto será así "a menos que este embrollo francés se convierta en una crisis europea en toda regla. Sobre todo, teniendo en cuenta que faltan pocos meses para las elecciones estadounidenses y que los mercados serán cada vez más sensibles a los resultados de las encuestas y al posible regreso de Trump a la Casa Blanca".
En este sentido, en Edmond de Rothschild AM mantienen "la cautela con respecto a la deuda pública francesa, ya que aún podría verse afectada por la incertidumbre política".
LFDE SE MUESTRA MÁS OPTIMISTA
Por su parte, Clément Inbona, gestor de fondos de La Financière de l’Echiquier (LFDE), se muestra más positivo con la situación.
"Los inversores parecen ver que el horizonte se aclara poco a poco, aunque siga siendo incierto". En este sentido, indica que "las medidas más costosas están desapareciendo progresivamente de los programas y podrían hacerlo aún más con el ejercicio del poder, ya que, si bien los programas electorales tienen como objetivo seducir a los electores, el ejercicio del poder puede obligar a mostrar realismo y rigor si uno espera mantenerlo".
Y aunque considera que "la incertidumbre política está muy presente en Francia, es indudable, pero, como ha ocurrido en otras elecciones recientes como México o India, podría disiparse automáticamente gracias a un desenlace rápido a partir del 8 de julio".
EL MAYOR PELIGRO PARA RABOBANK
En línea con este análisis, los expertos del banco holandés RaboBank destacan las declaraciones de Jean-Philippe Tanguy, que se perfila como ministro de Finanzas si gana el RN de Le Pen, quien ha señalado que su partido no permitirá que el déficit se salga de control y que se debe respetar el Pacto de Estabilidad. "Sin embargo", opinan, "parece justo decir que el consenso actual es que es difícil ver cómo el déficit no crecerá con el RN, dados los planes anunciados hasta la fecha".
Aunque, en su opinión, "el peligro sería que el RN y la NFP (alianza de izquierdas) lleguen a un acuerdo sobre algunas cuestiones (como la reducción de la edad de jubilación) que, en última instancia, ejerzan una presión al alza sobre el déficit presupuestario de Francia o provoquen anticipación al respecto" por parte del mercado.
En este sentido, Vincent Chaigneau, responsable de investigación de Generali AM, afirma que "los dos escenarios más probables son 1) un Parlamento dividido, que podría desembocar en la crisis constitucional más grave de la V República (nacida en 1958), o 2) una mayoría completa de la Agrupación Nacional (RN) y afines (incluidos los republicanos disidentes)".
En su opinión, "el escenario de un Parlamento dividido es probablemente peor para los mercados, antes del debate clave sobre el presupuesto de 2025".
LA ADVERTENCIA DE AXA IM
Por su parte, AXA Investment Managers, ha advertido de los peligros de seguir la senda italiana, donde los bancos poseen una gran cantidad de deuda pública.
"Cuando estalló la crisis soberana europea, la exposición de los bancos italianos a los bonos soberanos estaba a la par con la de sus homólogos franceses, en torno al 5% de sus activos totales.
Al final de la crisis, la proporción se había triplicado. En última instancia, esta no fue una mala decisión desde el punto de vista de la estabilidad financiera, pero contribuyó al estancamiento de la economía italiana en esos años, ya que la capacidad de los bancos para prestar al sector privado se vio cada vez más desplazada por los préstamos al gobierno", explica Gilles Moëc, economista jefe de AXA IM.
"No hemos llegado a ese punto en Francia, en absoluto, pero en el futuro, así es como los países fuertes comienzan a tener dificultades cuando la política fiscal no está bajo control: no necesariamente una 'parada repentina', sino un lento agotamiento de la dinámica económica", añade este experto.