Cuatro escenarios del impacto de la IA y la inflación en la valoración de la renta variable

En Capital Group ven necesario realizar un análisis para configurar las carteras de cara al futuro

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Se aproxima un nuevo año y es momento de que los inversores vayan configurando sus carteras de inversión. En un contexto marcado por el auge de la inteligencia artificial (IA) y la lucha de los bancos centrales por devolver la inflación al objetivo del 2%, es fundamental analizar el impacto de estas tendencias en la evolución de las valoraciones de renta variable. Por ello, desde Capital Group han definido cuatro posibles escenarios basados en estas cuestiones que dominan actualmente los mercados.

"De cara a los próximos años, la evolución de las valoraciones dependerá en última instancia de los niveles de crecimiento y los tipos de interés. A medio plazo, la tasa y la volatilidad de la inflación influirán en gran medida en el nivel de tipos de interés, mientras que la generalización de las tecnologías de IA podría resultar determinante para la productividad y el crecimiento general", explica Beth Beckett, economista de la gestora.

A lo largo de la historia, los mercados de renta variable han vivido distintas épocas de valoración, que han estado normalmente impulsadas por tendencias macroeconómicas. Dichas tendencias pueden ejercer una gran influencia en la valoración de compañías concretas, aunque el análisis bottom-up apunte a conclusiones diferentes.

A este respecto, los estrategas de Capital Group plantean los escenarios potenciales representado la inflación y la adopción de la inteligencia artificial en dos ejes de incertidumbre, esto es, positivo y negativo, y cómo influirían en la evolución de las valoraciones en un mundo impulsado por la IA.

En este sentido, en la firma valoran si la disrupción que trae consigo la adopción de la IA será positiva o negativa. Sería positiva si las estructuras existentes de capital y mano de obra pudieran absorber con facilidad las nuevas tecnologías, con la creación de nuevas oportunidades laborales y el impulso de la producción.

Y podría considerarse negativa o destructiva si la tecnología acabara sustituyendo al capital y la mano de obra antes de que el mercado pudiera reajustarse, lo que generaría desempleo.

En cuanto a la inflación, la escala va desde un nivel reducido y estable, en el que la tasa vuelve de manera sostenida al objetivo del 2% fijado por los bancos centrales, a otro elevado e impredecible.

Aunque los cuatros escenarios son claramente extremos, los profesionales de Capital Group ven como el más probable uno similar al de Posguerra (33%), que se vivió durante la década de 1960, tras la Segunda Guerra Mundial, seguido por el de la Gran Moderación (29%), la Tecnoapocalipsis (25%) y el Desierto Tecnológico (13%).

ESCENARIO DE POSGUERRA

En él, el avance tecnológico aumenta la mano de obra y el capital, en lugar de desplazarlos, lo que provoca un ritmo más rápido de crecimiento de la productividad. Al mismo tiempo, el aumento de la incertidumbre geopolítica favorece un incremento del gasto público en áreas como la defensa y el fortalecimiento de las cadenas de suministro.

A su vez, ello aumenta los déficits fiscales, el nivel de deuda de los gobiernos y la presión alcista sobre la inflación; y los bancos centrales optan por dar cabida a este aumento de la inflación para no crear una dinámica de deuda que resulte insostenible.

"En este contexto tan positivo, los múltiplos de valoración de la renta variable podrían situarse entre las 20 y las 25 veces, con oportunidades en áreas como la defensa, la automatización, las compañías de valor y el sector farmacéutico, mientras que los segmentos menos favorables serían las compañías de crecimiento, los mercados privados y las inversiones alternativas", subraya Beckett.

ESCENARIO DE LA GRAN MODERACIÓN

En este marco de análisis, la adopción de la IA también favorece un mayor crecimiento de la productividad. Pero, en este entorno, la mejora del gobierno corporativo en todo el mundo da lugar a una reducción de las tensiones geopolíticas y de la incertidumbre comercial, lo que reduce a su vez los costes de transacción.

Ello aumenta la capacidad de suministro de las economías, reduciendo la inflación e impulsando el salario real y el nivel de vida.

"En este contexto tan positivo, los múltiplos de valoración de la renta variable podrían superar las 25 veces y los mercados registrarían una subida generalizada. Habría oportunidades en el ámbito de la IA, el sector inmobiliario residencial, las compañías de crecimiento, el sector farmacéutico, la deuda pública de mercados emergentes y desarrollados y el crédito de alto rendimiento y grado de inversión. El sector de la defensa y otros activos considerados refugio como el oro y el dólar podrían registrar peores resultados", añade el economista de la firma estadounidense.

ESCENARIO DEL DESIERTO TECNOLÓGICO

Los analistas de Capital Group consideran poco probable un marco en el que los avances tecnológicos tengan efectos destructivos.

Con todo, en este escenario la IA canibaliza la demanda, provocando deflación y dando lugar a una recesión prolongada en el tiempo.

En él, "los múltiplos de valoración rondarían las 15-20 veces y entre los sectores más favorables destacarían la IA, las compañías que ofrecen rentabilidad por dividendo, las farmacéuticas, la deuda pública y el efectivo, dado el entorno de deflación. Los segmentos menos atractivos serían las compañías de valor, los sectores de la defensa y las finanzas, el segmento del lujo y las compañías muy apalancadas", asevera Beckett.

ESCENARIO DE LA TECNOAPOCALIPSIS

El contexto de valoración más bajo de la gestora es la Tecnoapocalipsis, donde los gobiernos intervienen para suavizar el impacto de la IA en los trabajadores, generando así un círculo vicioso entre el aumento de la inflación y el incremento del gasto público.

"Los múltiplos se situarían entre las 10 y las 15 veces. Aún sería posible encontrar oportunidades en el ámbito de la IA, los sectores de defensa y ciberseguridad y las compañías farmacéuticas o del sector de la minería y las materias primas, pero todo lo demás caería con fuerza, especialmente la duración, el segmento del lujo y la deuda de mercados emergentes", concluye Beckett.

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