Elegir un fondo de inversión no es una tarea fácil. Y hacerlo con éxito puede suponer una gran diferencia de cara a nuestra jubilación. Por ello, es importante tener en cuenta una serie de consejos que pueden marcar la diferencia.
PERFIL DE RIESGO
En primer lugar, debemos analizar nuestro perfil de riesgo. Los inversores más conservadores deben elegir productos más seguros, con objetivos de rentabilidad menores, pero con más capacidad para proteger el patrimonio.
No es lo mismo tener 40 años que 60. Los inversores más jóvenes tienen más tolerancia al riesgo (fondos de renta variable), mientras los inversores más veteranos deben elegir productos más seguros (fondos de renta fija o monetarios).
RIESGO DE CADA PRODUCTO
En este sentido, es muy importante conocer el nivel de riesgo de cada fondo. Las entidades que comercializan fondos de inversión tienen la obligación de entregar al inversor una copia del Documento de datos fundamentales para el inversor (DFI).
Este documento recoge toda la información necesaria y relevante para que el inversor pueda tomar una decisión sobre si le conviene invertir o no ese fondo y debe ser analizando en profundidad.
Uno de los datos más importantes es que ofrece un dato indicativo del riesgo del fondo en una escala de 1 a 7 niveles. Va de potencialmente menor rendimiento/menor riesgo (1) a potencialmente mayor rendimiento/ mayor riesgo (7). Aunque es importante tener en cuenta que la categoría no significa que la inversión esté libre de riesgo.
GASTOS CORRIENTES Y COMISIONES
El apartado del DFI relativo a Gastos corrientes y comisiones incluye el indicador de los gastos corrientes TER (Total expense ratio) como media de los gastos totales que soporta el fondo.
Dichos gastos reducen la rentabilidad del mismo; por tanto, a mayor TER, menor beneficio potencial para el inversor.
Por otro lado, también se incluyen las comisiones que asume el partícipe de forma directa (reembolso, suscripción, comisión sobre resultados...).
INFORMACIÓN SOBRE RENTABILIDAD
Otro consejo importante es analizar la rentabilidad de los fondos en función de nuestro horizonte de inversión. La mayoría de productos están enfocados para que los inversores aguanten entre tres y cinco años para obtener las rentabilidades objetivo de cada productos.
Por ello, es necesario analizar cuál ha sido la rentabilidad del producto en el periodo que nos interese, ya sea los tres últimos años o los cinco o los 10 anteriores. La rentabilidad pasada no garantiza la futura, pero refleja la consistencia del producto y es una buena referencia para comparar entre diferentes fondos.
En este sentido, el DFI incluye la Rentabilidad histórica. Mediante un gráfico de barras, se muestra la rentabilidad anual que ha obtenido el fondo a lo largo de 10 años, y en el caso de que la antigüedad del fondo sea inferior, se incluirá una simulación.
Un buen parámetro para ver si es un producto rentable y consistente es que haya conseguido rentabilidades superiores al 10% en los últimos tres años, en el caso de los fondos de inversión enfocados en renta variable.