En un panorama financiero dinámico, los bonos corporativos emergen como elementos cruciales en las carteras de inversión. Su papel valioso se despliega en diversas condiciones de mercado, pero su desempeño óptimo está intrínsecamente ligado a las fluctuaciones de los tipos de interés, la inflación y el crecimiento económico.
Anticipar la trayectoria de los bonos corporativos en los próximos 12 meses es un desafío monumental. Innumerables factores podrían influir en la rentabilidad de estas inversiones. En este escenario de incertidumbre, adoptar una perspectiva estratégica implica considerar cómo podrían comportarse los bonos corporativos en tres escenarios clave y las implicaciones para los inversores.
Según Julien Houdain, responsable de renta fija global de Schroders, hay tres posibles combinaciones de inflación, tipos de interés y crecimiento: 'El bueno, el feo y el malo', como en la célebre película de Sergio Leone, con Clint Eastwood como protagonista.
EL BUENO: ATERRIZAJE SUAVE
El escenario más positivo sería el de un aterrizaje económico suave (soft landing) en Estados Unidos, la zona euro y el resto de economías desarrolladas. Aquí, el pulso económico se desacelera, pero sin precipitarse en recesiones ni crisis financieras, manteniendo un ritmo sostenible. Es la situación que están descontando ahora mismo los mercados, con su gran rebote desde los mínimos de octubre.
EL MALO: ATERRIZAJE FORZOSO
En este segundo escenario, la premisa 'el remedio podría ser peor que la enfermedad' cobra vida con un aterrizaje brusco, marcado por una abrupta caída en la actividad económica. El aumento del desempleo, la depreciación de activos, la presión sobre instituciones bancarias y la tensión en las finanzas públicas generan un clima de inestabilidad.
Actualmente, los mercados no están descontando este escenario, aunque persiste la incógnita de qué ocurrirá cuando el impacto completo del endurecimiento monetario aplicado por los bancos centrales se haya trasladado plenamente a las economías, algo que ocurrirá a lo largo del primer semestre de 2024.
EL FEO: LOS TIPOS DE INTERÉS VUELVEN A SUBIR
En este escenario de aterrizaje fallido, la inflación se estanca y los bancos centrales tienen que volver a subir los tipos de interés, algo que el mercado no está descontando en estos momentos de ninguna manera. Es más, los inversores otorgan ya un 50% de probabilidad a que la Reserva Federal comience a recortar los tipos a final del primer semestre del próximo año.
¿CÓMO AFECTARÁ A LOS BONOS?
Para Julien Houdain, lo más importante es la resistencia del crédito como inversión. Aplicando la misma posibilidad a los tres escenario, comentan que "la previsión de rentabilidad total a 12 meses es superior al 6%, tanto en grado de inversión como en alto rendimiento".
Además, "los inversores también pueden protegerse contra cualquier caída del mercado asegurando un rendimiento atractivo en la compensación"; y "la selección activa de valores también puede mejorar los resultados de los índices generales, seleccionando bonos con rendimientos más atractivos".
DIFERENTES ESTRATEGIAS PARA CADA ESCENARIO
En el escenario bueno, lo mejor, según este experto, es "buscar oportunidades para añadir exposición a los tipos de interés, con vencimientos más largos, y añadir exposición al crédito a través del alto rendimiento".
En el escenario malo, es mejor buscar "una mayor exposición a los tipos de interés y una menor exposición al crédito", lo que se traduce en "bonos con vencimientos más largos y más deuda corporativa con grado de inversión". Así, lo más importante es un análisis detallado de las empresas, ya que las tasas de impago tienden a subir.
Por último, en el escenario feo, con tipos de interés al alza, "la principal prioridad es reducir la exposición a los tipos de interés, con créditos a corto plazo o a tipo variable". Según Julien Houdain, si se produce un escenario de estanflación, con bajo crecimiento económico e inflación alta y persistente, "la ruta más defensiva sería centrarse en deuda de empresas con grado de inversión en las que estas tengan un fuerte poder de fijación de precios".
IMPLICACIONES PARA LA CARTERA 60:40
Por otra parte, para los inversores que tradicionalmente gestionan carteras con un 60% de renta variable y un 40% de renta fija, este experto recuerda que esta asignación de activos no ha funcionado bien en los últimos tiempos "al no desempeñar los bonos su tradicional papel de diversificador del riesgo".
Esto ha sido así porque "cuando los mercados están más preocupados por la inflación que por el crecimiento, los bonos se resienten". Sin embargo, en el futuro los inversores se preocuparán más por el crecimiento, por lo que espera que "el crédito vuelva a ser una buena cobertura potencial para la renta variable, debido a su perfil versátil en diferentes escenarios".