Un nuevo estudio de la prestigiosa escuela de negocios británica Cass Business School reafirma una tendencia cada vez más demostrada empíricamente.
Los fondos españoles han empezado el 2020 como un tiro. En febrero, han tenido más de 1.
El entorno de tipos negativos obliga a las gestoras a buscar rentabilidad en sitios hasta ahora relegados para el grueso de los inversores, y la nueva panacea son los mercados privados o alternativos.
La recién aprobada ‘tasa Tobin’ trae de cabeza a los fondos más populares de la bolsa española.
Los fondos españoles han empezado el 2020 con buena salud. Tanta, que en un solo mes han captado prácticamente el mismo dinero que en todo el 2019.
El capital riesgo español prevé que su negocio tenga otro buen ejercicio en 2020. Los precios se están relajando, no hay grandes nubarrones económicos en el horizonte y, además, están surgiendo oportunidades de inversión en nichos del mercado donde los fondos nunca antes habían invertido.
Los fondos activistas pasan de los bancos. No de todos, pero de casi todos. Es la consecuencia del cada vez mayor intervencionismo del Banco Central Europeo (BCE) en el sector, una ‘dictadura’ de regulación y supervisión que se inició a raíz de la crisis de 2008.
La CNMV extrema las precauciones sobre los 8. 000 millones de euros que un determinado grupo de fondos españoles tiene en bonos basura, aquellos donde estas emisiones de deuda de alto riesgo pesan más de un 25%.
El entorno de tipos negativos va haciendo mella en las altas -e irreales- pretensiones de los inversores españoles con su dinero.
Las sicav sufren un asedio político desde las elecciones generales de 2015 y el nuevo Gobierno de izquierdas de PSOE y Unidas Podemos va a ponerles el cerco definitivo.
Rapapolvo de una de las bancas privadas independientes más famosas de España a la tan de moda carrera por los activos alternativos.
Los fondos temáticos se siguen sucediendo en España. La última iniciativa llega de la mano de GVC Gaesco Gestión, que se ha asociado con la agencia de valores ACapital BB para lanzar un fondo de bolsa que invierte en compañías cuya actividad es la reproducción asistida y la biología molecular.
El cambio climático es el gran riesgo del siglo XXI y cada vez más supervisores europeos se lo toman en serio.