La primera mitad del año ha sido bastante positiva para las bolsas. Tras seis meses de grandes rentabilidades, los principales selectivos del mundo se han adentrado en la segunda mitad del año con menor decisión y suerte dispar. Y es que los temores de recesión siguen vivos, la inflación se mantiene en niveles históricamente altos y los resultados empresariales continúan dando muestras de resiliencia. Y eso no ha gustado a la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos.
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Generali Investments: "El primer recorte de tipos de la Fed no llegará antes de marzo de 2024"Si bien no hubo reunión del mayor banco central del mundo en agosto, sí hubo un cónclave igual de importante: la cumbre de banqueros centrales de Jackson Hole. En ese mismo concilio en 2022, Jerome Powell, presidente de la Fed, escenificó el giro 'halcón' del banco central, y el verdadero comienzo de la política de endurecimiento, con un escueto discurso de ocho minutos en el que aseguró que los tipos subirían, aunque causaran "cierto dolor" a la economía.
La semana pasada, un año y ocho subidas de tipos después, y ante un mercado que empezaba a pensar en recortes de tipos, Powell reafirmó su postura y aseguró que no solo están dispuestos a seguir pisando el acelerador, sino a mantener su política monetaria en terreno restrictivo el tiempo que fuese necesario. Previamente, las actas de julio del banco central habían dejado entrever "riesgos significativos al alza" para la inflación, así como una posible desaceleración de la economía "más rápida de lo esperado".
"La resistencia de la economía y la relajación de la inflación apuntalaron las esperanzas de una inflación 'inmaculada', impulsando el apetito por el riesgo. Sin embargo, durante el mes de agosto ha habido que recapacitar. La resistencia de la economía estadounidense implica tipos altos durante más tiempo. Esto significa que se avecinan semanas complicadas para los activos de riesgo", subraya Thomas Hempell, director de estudios macroeconómicos y mercado de Generali Investments.
El experto de la gestora italiana afirma que el mensaje del banco central estadounidense, así como del Banco Central Europeo (BCE) y su presidenta Christine Lagarde en Jackson Hole, "no ha supuesto ningún alivio" para el mercado. Por si el compromiso de los bancos centrales a seguir endureciendo su política monetaria fuera poco, los "malos" índices PMI del mes de agosto a ambos lados del Atlántico mostraron "signos preocupantes de debilitamiento" de las principales economías del mundo.
"Se necesitan pruebas sólidas de un descenso sostenido de la inflación antes de que se plantee una rebaja de los tipos. No hay lugar para el volantazo después de que los principales bancos centrales fracasaran tan estrepitosamente en su lucha temprana contra la bestia de la inflación", explica Hempell. De hecho, el mercado espera en estos momentos una subida más en lo que resta de año, tanto en el caso de la Fed como en el de su homólogo europeo.
No obstante, hay analistas que creen que Powell y Lagarde 'se han tirado un farol'. Es el caso de David Kohl, economista jefe de Julius Baer, quien prevé que la Fed "decidirá que no es necesario un mayor endurecimiento monetario a la vista de los datos que se van conociendo". Por su parte, Ian Shepherdson, economista jefe de Pantheon Macroeconomics, señala que la Fed "probablemente haya finalizado" su ciclo de endurecimiento, aunque asegura que la posibilidad de un alza más en 2023 es del 30%.
Sea como fuere, con o sin subida adicional, Hempell destaca que los datos macroeconómicos reflejan que la economía todavía "no ha asimilado plenamente" la transmisión de las anteriores subidas de tipos. Asimismo, el apetito por el riesgo ha recibido otro duro golpe debido a los problemas que atraviesa el sector inmobiliario de China, reflejados en los casos de Evergrande y Country Garden.
"En algún momento, los bancos centrales asentirán y preverán medidas de flexibilización para 2024. Pero el incómodo mensaje de Jackson Hole implica que el periodo de transición en el que las preocupaciones inflacionistas siguen superando a las cíclicas puede resultar más prolongado de lo que los alcistas del mercado podrían esperar", concluye el estratega de Generali Investments.
POCO OPTIMISMO DE CARA AL SEGUNDO SEMESTRE
Los analistas de la firma italiana no han sido los únicos en mostrar sus reservas con respecto al segundo semestre del año. Los expertos de Goldman Sachs, por ejemplo, señalaron a principios de julio su poco optimismo de cara a la segunda mitad de 2023, debido a la combinación de valoraciones elevadas, "sobre todo en la renta variable estadounidense", y a un crecimiento de los beneficios "relativamente bajo", así como a la cercanía del fin de ciclo actual del mercado bursátil.
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DWS: "La dinámica positiva de la renta variable no continuará en el segundo semestre""En última instancia, cuando nos fijamos en la renta variable, aparte de los movimientos en los tipos de interés, que obviamente reflejan la tasa de descuento y el coste del capital, el 'growth' es realmente el motor central. Y este año, hemos visto muy poco crecimiento de los beneficios subyacentes. Lo que va a ser crucial como motor para avanzar son las expectativas sobre si podemos evitar la recesión y qué tipo de recuperación económica y de beneficios veremos en los próximos uno o dos años. Y creo que ese será cada vez más el foco de atención de los inversores en la segunda mitad del año", destacaron.
Por otro lado, los expertos de Pimco prevén que el entorno de crecimiento entre julio y diciembre sea "más incierto", a la vez que observan "riesgos a la baja que se acumulan en el horizonte cíclico".
"A diferencia de 2022, cuando la inflación era uniformemente rígida y sorprendía al alza, la inflación está empezando a divergir entre países y sectores. Y aunque algunos bancos centrales están observando un progreso inicial hacia una inflación más baja, los banqueros centrales en general siguen enfrentándose a un difícil acto de equilibrio", destacó Tiffany Wilding, economista de la firma californiana.