En un momento en el que los mercados se tiñen de rojo un día sí y otro también por la variante Ómicron del coronavirus, una de las mayores preocupaciones de los inversores sigue siendo la recuperación. Sus cimientos parecen construidos sobre una base de arcilla que cualquier pequeño terremoto pandémico se puede llevar por delante. Sin embargo, desde Pimco creen que estos pilares fundamentales están a prueba de cualquier perturbación, aunque existen ciertos riesgos alcistas en la inflación, por lo que alguna grieta sí que puede aparecer.
Erin Browne y Geraldine Sundstrom, gestoras de carteras de la entidad, prevén un crecimiento económico positivo a nivel mundial en 2022. Eso sí, “la inflación se mantendrá en niveles elevados a corto plazo, para luego moderarse conforme avanza el año; no obstante, resulta difícil estimar con un elevado grado de convicción cuándo se producirá dicha moderación, aunque existen riesgos al alza para nuestras previsiones”.
Con este contexto macroeconómico, las expertas de la entidad sostienen que los activos de riesgo, la renta variable y el crédito, ofrecerán rentabilidades positivas. Sin embargo, anticipan una mayor dispersión a nivel sectorial, fijándose en valores como los semiconductores, y, a nivel geográfico, primando la renta variable estadounidense y japonesa sobre la europea.
Con todo, según Browne y Sundstrom, hay una serie de factores a tener en cuenta durante 2022 que pueden influir de forma directa en el crecimiento económico y en la inflación.
EL MERCADO LABORAL
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El crecimiento del empleo de EEUU en noviembre decepciona: se crean 210.000El primero de ellos es el mercado laboral. La pandemia ha exacerbado algunos de los principales problemas que ya arrastraba de antes. El principal, la falta de mano de obra a causa del miedo al contagio, el apoyo gubernamental y los mayores desafíos relacionados con el cuidado de niños. “Estas limitaciones deberían ser las primeras en aliviarse si las vacunas siguen demostrando su eficacia, los efectos económicos de las variantes del coronavirus se gestionan adecuadamente, las escuelas permanecen abiertas y se obtienen pruebas de que la retirada de los subsidios por desempleo está alentando el retorno de los trabajadores al mercado de trabajo”, sostienen.
Creen que la mayor parte de las dificultades deberían mitigarse con el paso del tiempo, aunque los cambios estructurales supondrán desafíos duraderos o permanentes para las compañías y la economía. “Las jubilaciones anticipadas probablemente no darán marcha atrás, mientras que los cambios de estilo de vida y comportamiento tras un año de cuarentena podrían afianzarse”, afirman.
“Dado que la participación laboral ha repuntado en gran medida en el grupo de 16–24 años sin que veamos señales de recuperación en el grupo de más de 55 años, estos factores estructurales podrían haber llegado para quedarse”, argumentan. Al percibir una ventaja generacional, los trabajadores de todo el mundo están exigiendo mejores salarios y mejores condiciones, algo que se refleja también en los datos, aunque sugiere, para estas analistas, un riesgo en la previsión de que la inflación se moderará en 2022.
TECNOLOGÍA Y CHIPS
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¿'Throw back' en el Índice de semiconductores para subir con más fuerza?La presión de los precios es una de las consecuencias que más asustan al mercado, que ha mostrado una gran fragilidad a causa del Covid-19. Las cadenas de suministro y los desajustes causados por la transformación digital son también ejemplo de ello. “El sector de semiconductores se ha situado en el centro de esta transformación, y tanto los factores relacionados con el coronavirus a corto plazo, como los factores estructurales a largo plazo están provocando desequilibrios”, afirman.
Tras la reapertura mundial, la demanda de chips se disparó por el aumento de las compras, mientras que la oferta estaba limitada tanto por los obstáculos de la producción, como por la escasez de mano de obra, los fenómenos meteorológicos y la falta de componentes. “En los próximos seis a nueve meses, prevemos una atenuación de las presiones sobre las cadenas de suministro de chips, puesto que la producción y la utilización de la capacidad parecen haber regresado a sus niveles habituales”, estiman.
Eso sí, ponen de manifiesto que la estructura del sector ya era frágil antes de la pandemia. La mayor demanda de semiconductores en todo tipo de productos mientras que la oferta se limita es uno de los puntos en contra. “El mercado no descuenta adecuadamente los cambios que, según nuestras previsiones, se producirán en los próximos años. Creemos que las compañías que operan en todos los eslabones de la cadena de suministro de semiconductores cosecharán rentabilidades diferenciales”, sentencian.
EL TRANSPORTE
La oferta y la demanda también ha sido un problema mundial en cuanto al transporte. “La reorientación del gasto de los consumidores de servicios a bienes durante los confinamientos provocó un notorio aumento de la demanda (con un volumen de tráfico en la ruta transpacífica que superaba en un 28% los niveles prepandémicos)”, afirman.
De esta forma, muchas de las rutas habituales se vieron congestionadas, algo a lo que contribuyó el bloqueo del Canal de Suez. Estos acontecimientos coincidieron con los cuellos de botella ya existentes.
Las analistas de PIMCO esperan que la congestión se reduzca, sobre todo tras el Año Nuevo chino. Sin embargo, las tendencias seguirán respaldando la demanda de bienes en un contexto en el que la transición ecológica exigirá una sólida inversión de capital en infraestructuras. “Consideramos que la presión sobre las tarifas de flete y los plazos de envío solo se reducirá de manera paulatina, y prevemos que el mercado se normalizará y equilibrará en torno a 2023, lo que beneficiará aún más a las compañías de transporte mundial”, calculan.
ENERGÍA
Finalmente, la energía es el último factor a tener en cuenta de cara a 2022. Durante este año, los fenómenos meteorológicos, la reducción de las actividades mineras en China y los desorbitados precios del gas natural en Europa, han propiciado el incremento de sus precios. Esto, que sigue en aumento, puede provocar una destrucción de la demanda y una mayor desconfianza de los consumidores en momentos de mayor consumo energético.
“Deberíamos asistir a una aceleración de las inversiones en energías renovables, sobre todo porque los plazos de ejecución pueden ser muy reducidos en los proyectos solares y eólicos (de 3 a 12 meses) y existen abundantes oportunidades al alcance de la mano en China, la India y Europa meridional”, prevén.